22 de mayo, fiesta de Santa Rita: patrona de las causas imposibles
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
El 22 de mayo se celebra la memoria litúrgica de Santa Rita de Casia, patrona de las causas imposibles, mujer piadosa de gran devoción, quien tras morir su marido y sus dos hijos se convirtió en religiosa del convento agustiniano.
En este contexto, en la Basílica de Santa Rita de Casia, el cardenal Giovanni Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos; presidió esta tarde la solemne ceremonia pontificia de la fiesta de la santa, definida por el Papa León XIII como “la perla de la Umbría”, región italiana de la que era oriunda la religiosa.
Santa de las causas imposibles
“Santa Rita merece las solemnes fiestas con las que cada año los habitantes de su localidad la homenajean”- dijo el purpurado subrayando que de hecho, es una de las santas más populares de Italia y del mundo, cuya fama de santidad se remonta al momento de su muerte y que ha perdurado hasta nuestros días. Pero ¿cómo se explica la extraordinaria difusión de la devoción a Santa Rita?
«La respuesta inmediata podría ser la tradición popular que la define como la santa de los "casos perdidos y causas imposibles", a la que acudir en cada momento difícil de nuestra vida», dijo el Cardenal Becciu, haciendo hincapié en que esto sucede, precisamente cuando se vive en la firme convicción de que "confiándose a Dios todo puede suceder".
Vida ejemplar de paciencia y gratuidad
Asimismo, Su Eminencia destacó que la biografía de la religiosa nos recuerda la maravillosa llamada que Dios ha hecho por todos nosotros: la llamada a la santidad. “Ser santos no nos lleva a huir del mundo, ni a huir de nuestros compromisos cotidianos, sino a transformar nuestra existencia en un encuentro progresivo y cotidiano con el Señor”, explicó Becciu.
Por otra parte, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos afirmó que no hay santidad sin amor ni sin perdón, y un ejemplo concreto de ello fue la vida de la Santa de Casia, "quien con su obra enseña que el amor exige un comportamiento de paciencia y gratuidad, de tolerancia y expectativa, de comprensión y misericordia".
Aceptar la cruz
Otro de los puntos que indicó el purpurado en su homilía fue cómo la religiosa italiana aceptó su cruz y las pruebas de dolor que le puso la vida.
“Pensemos en la convivencia tormentosa inicial con su marido, la tragedia que sufrió con su posterior muerte y la de sus dos hijos. La vida del convento estaba marcada por el sufrimiento. Después de estar gravemente enferma, tuvo que permanecer en cama durante largos años, aceptando cada tormento con un espíritu fuerte y sereno e intensificando su unión con el Señor”, añadió Becciu, invocando por último la intercesión de esta Santa, mujer y madre, pidiéndole gracias especiales para las familias de nuestro tiempo, "que están llamadas a enfrentar múltiples desafíos y que a menudo logran superar".
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