La figura del Beato lituano Michał Giedrojć
Ciudad del Vaticano
Michał Giedrojć es una figura sumamente querida, tanto para el pueblo polaco como lituano. Y, de hecho, su beatificación se lleva a cabo en Cracovia – donde hizo su profesión religiosa – ante la presencia, precisamente, de los obispos de ambas naciones. En él se han reconocido las virtudes típicas de la caridad.
Ya San Juan Pablo II había manifestado el deseo, común a muchos, de que se acercara el momento de su beatificación, esperada desde hacía siglos, por ser un discípulo tan fiel al Evangelio.
Y el Papa Bergoglio aprobó el 7 de noviembre del año pasado el decreto sobre sus virtudes heroicas a la vez que confirmó la existencia ininterrumpida del culto tributado a este Beato desde la antigüedad. Por esta razón le reconoció, formalmente, el título de beato basándose en la existencia de un culto ab immemorabili.
Michał Giedrojć había nacido en el seno de una noble familia lituana, aunque no se tiene la certeza del lugar y fecha de su nacimiento, si bien se lo ubica entre los lejanos años 1420 y 1425. En la biografía latina de 1544, John de Trzciany afirma que los padres de este Beato poseían una aldea cerca de Vilna, llamada Giedroyć, donde probablemente nació. Si bien otros autores declaran que nació en la ciudad de Widziniszki en 1425.
Por su aspecto físico, se le describe como un hombre de baja estatura y salud precaria, y que en su infancia sufrió discapacidades. Ya en su juventud se sintió movido por una profunda fe cristiana. Dedicó gran parte de su tiempo a la oración, expresando una devoción especial a Cristo Crucificado, del que a menudo llevaba una imagen en el pecho.
En 1460 entró a formar parte de los Canónigos Regulares de la Penitencia de los Beatos Mártires de Bystrzyca, en Lituania, y fue admitido como novicio. Después de algunos meses, fue enviado a un convento en Cracovia, Polonia, donde hizo su profesión religiosa de manos del Padre General de la Orden.
En 1461 comenzó a estudiar artes liberales en la Academia de Krakowska, hoy la famosa Universidad Jaguelónica donde, en 1465, obtuvo la licenciatura en teología.
Estrechó lazos de amistad con diversos religiosos polacos de su época, entre ellos con San Juan de Kęty, San Simón de Lipnica, San Estanislao Soltys, el Beato Ladislao de Gielniów, el Padre Świętosław Milczący y el Padre Izajasz Boner.
A pesar de su vocación religiosa, renunció a ser ordenado sacerdote y prefirió mantener su condición de laico dentro de la Congregación.
Su vida se desarrolló en Cracovia, en el monasterio anexo a la Iglesia de San Marcos, donde dedicaba su tiempo a la contemplación de la Pasión de Cristo.
A menudo rezaba ante la imagen de la Virgen, más tarde llamada Madre de Dios Giedroyova, y ante el gran Crucifijo situado en un arco del coro de la iglesia, que fue sustituido por una copia del siglo XVIII y colocado en el altar central. Al final de la oración y de la contemplación, realizaba las tareas del sacristán. Un día declaró a su confesor, Juan de Żmigród, que Cristo le había hablado desde la cruz para decirle: "Ten paciencia hasta la muerte y te daré la corona de la vida".
Llevó una vida de profunda penitencia y mortificación. Se alimentaba sólo con un poco de pan. Se dice que también fue probado físicamente por los continuos ataques del diablo. Este estilo de vida tan rígido hizo que su cuerpo se debilitara y empeora su salud.
Murió el 4 de mayo de 1485 mientras oraba de rodillas con sus hermanos. Su Santuario principal es la iglesia de San Marcos de Cracovia.
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