Venezuela: Los Obispos denuncian la falta de presupuesto
Alina Tufani – Vatican News
Cada cambio requiere un camino educativo que involucre a todos… un camino educativo que haga madurar una nueva solidaridad universal” es el título del mensaje de la Comisión episcopal de Educación de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) inspirado en las palabras del Papa Francisco al lanzar, en 2019, el Pacto Educativo. Sin embargo, en su espíritu esperanzador, esta frase no refleja el contenido del texto que con crudeza presenta la desastrosa realidad educativa que enfrenta el país ante el inminente comienzo del año escolar 2020-2021, en medio de la pandemia del COVID-19, y en modalidad virtual.
Salario paupérrimo
SalaLa CVE muestra un panorama desolador: La infraestructura educativa, principalmente la estadal, se encuentra en decadencia por la falta de cuidado y mantenimiento, además de hurtos y vandalismo acometidos contra las instalaciones; las edificaciones escolares no cuentan con adecuado servicio de agua potable, electricidad, alimentación, tecnología, artículos de limpieza y desinfección; los docentes, también víctimas de la crisis humanitaria, cuentan con una salario “paupérrimo y hambreador”; el costo de la vida, ha incidido en la creciente deserción escolar y profesional en todos los sistemas y niveles. Los Obispos denuncian:
Situación desbordada
Pero, además, el mensaje de la CEV presenta cómo toda esta ya grave situación se ha desbordado ante la emergencia sanitaria causada por la pandemia de COVID-19 que hace imposible sostener el sistema educativo del país. Vale solo mencionar que el gobierno ha exigido a los docentes contribuir con artículos de limpieza para subsanar la falta de asignación de estos recursos por parte del Estado. Y en el mensaje se constata:
El mensaje de 6 páginas y 8 puntos de la Comisión episcopal de Educación no deja afuera ningún factor condicionante del funcionamiento del sistema educativo. La escasez de gasolina impide la movilización del estudiantado y personal docente a los centros educativos. Los servicios de internet y tecnología en todo el territorio nacional presentan deficiencias significativas, particularmente, de las zonas más alejadas de los centros urbanos, lo que hace irreal un año escolar bajo la modalidad online: los “desconectados” se convierten en los nuevos excluidos”.
El texto refiere el deterioro progresivo de la situación de las familias que también ha afectado la educación de muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes, pues se han visto obligados a compartir su tiempo y, en el peor de los casos, a abandonar los estudios para dedicarse a trabajar o entregarse a la mendicidad. Además, muchas familias se encuentran desintegradas debido al ya conocido fenómeno de la migración de los padres.
Lucha diaria por llevar el pan a la mesa
“Si ya la familia venezolana vive una lucha diaria por llevar el pan a la mesa, amén de los avatares que vive gracias a la deficiencia en los servicios básicos; el inicio del año escolar suma la necesidad de cubrir los costos de útiles escolares, así como la precariedad de recursos electrónicos para iniciar clases a distancia”.
Varias son las exhortaciones presentadas en este mensaje: al Ministerio del Poder Popular para la Educación para crear un clima de escucha paciente, diálogo constructivo y mutua comprensión con todos los actores involucrados en la educación; cumplir el mandato de la Constitución Nacional y las leyes que garantizan el derecho a la educación y también las condiciones mínimas para que esta sea impartida y recibida; y un compromiso por parte del Estado venezolano y sus entes gubernamentales para crear políticas públicas razonables y reales.
Llamado a los creyentes
Por último, un llamado a los creyentes para propiciar espacios y momentos de reflexión sobre la práctica educativa, y todos las obras educativas de iniciativa eclesial, a las familias para convertirse en una pequeña aldea educativa, a los estudiantes a enfrentar, como hasta ahora, heroicamente, el desafío de su propia formación y tener como modelo al próximo beato José Gregorio Hernández quien ejerció con valentía su vocación, poniendo a la persona en el centro, invirtiendo sus energías con creatividad y responsabilidad, y dispuesto siempre al servicio de los demás.
“Nos sentimos profundamente movidos por esta invitación, procurando convertir estas tres valentías en un estilo de vida que conduzca a 'reavivar' el compromiso por y con las jóvenes generaciones, renovando la pasión por una educación más abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión”, concluye el mensaje.
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