Obispos del continente americano: “Una Iglesia más sinodal y misionera”
Vatican News
Los obispos de las Conferencias Episcopales de las Américas se reunieron del 26 al 28 de febrero en Tampa (EEUU) siguiendo una tradición de encuentro que se realiza desde 1959 para reflexionar colegialmente dedicada a la oración, fraternidad, escucha y diálogo. Entre los participantes estaban los obispos de la directiva del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), de la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos (CCCB) y de la Conferencia de Obispo Católicos de estados Unidos (USCCB).
Los obispos enviaron una carta la Papa Francisco al final del encuentro, compartiendo su experiencia: “Nuestras conversaciones dieron muchos frutos y hemos empezado a explorar las posibilidades de varias iniciativas conjuntas, especialmente en materia de medio ambiente y migración”.
El secretario general del CELAM, monseñor Lizardo Estrada, expresó a Vatican News que la Iglesia en el continente americano vive una “colegialidad afectiva y efectiva”. Enfatizando en la respuesta común de la Iglesia a los diversos desafíos: “Queremos caminar juntos, la sinodalidad nos lleva a eso; y escucharnos, enfrentar también problemas comunes y responder a estos desafíos que tenemos todos, toda América”.
“Un solo continente americano”
Y en un comunicado conjunto, los Obispos de las Américas, informaron sobre algunos de los temas tratados: “Hablamos de nuestras preocupaciones y planteamiento comunes en materia de pastoral y de cuestiones morales, como la eutanasia, la emigración y las amenazas ecológicas a nuestra casa común. También hablamos de nuestra casa común. También hablamos del Sínodo en curso. Trabajamos sobre cómo podemos ayudar a promover una Iglesia más sinodal y misionera”.
También recordaron la afirmación de Juan Pablo II: “un solo continente americano”. Afirmando que “en el tiempo que hemos pasado juntos, hemos llegado a ver la sabiduría de esa afirmación. Tenemos mucho en común y nos enfrentamos a preocupaciones similares”.
Finalmente, asegurarán que “el tiempo que hemos compartido ha fortalecido nuestro vínculo en Cristo y nos ha permitido pensar en formas de trabajar juntos de manera un más fecunda en la viña del Señor”.
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