Los pobres de Paraguay, las Hermanas de la Caridad en primera línea
Alessandro Guarasci - Puerto Triunfo
En Puerto Triunfo, Paraguay, hay un gran sentido de comunidad. La comunidad católica se apiña en torno a las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida, que prestan una ayuda crucial a esta pequeña ciudad asomada al río Paraná. Las monjas son a menudo la única barrera contra la pobreza.
Anna vive en el monte
Unos 75 euros al mes es la pensión social en Paraguay y no es suficiente para vivir. Con el Grupo India nos adentramos en el monte de Puerto Triunfo, para encontrarnos, tras unos 200 metros, frente a una choza de madera, inmersa en la vegetación entre tierra y barro. Aquí vive Ana, la llaman la 'brasilerita', de 80 años.
Se las arregla como puede junto a sus gallinas, todas en el mismo entorno, porque estas aves son lo único que le queda a Anna.
Los niños se han olvidado de ella. Para ayudarla, sólo están las Hermanas de la Caridad, que periódicamente le llevan comida, teniendo mucho cuidado con el tipo de alimentos, teniendo en cuenta que Anna padece una fuerte gastritis. Junto a la cabaña hay otra mini cabaña, también de madera, donde hay una pequeña cocina que funciona con leña. Construida en una ladera del monte, cuando llueve no es difícil imaginar en qué podría convertirse ese cuchitril.
La discapacidad no recibe asistencia en Paraguay
No muy lejos hay otra casa muy modesta con un par de habitaciones. Allí vive una familia con nueve hijos, uno de ellos con parálisis cerebral, que viven las 24 horas del día en una pequeña habitación, salvo el poco tiempo que pasan fuera en silla de ruedas. El padre se las arregla con pequeños trabajos.
Sin embargo, las Hermanas de la Caridad se encargan de que los niños vayan a la escuela con regularidad, hasta el punto de que sus uniformes aparecen colgados en los tendederos para ser secados. Una situación que choca con el hermoso paisaje que tienen delante, formado por una vegetación exuberante, de colinas ondulantes caracterizadas por el verde esmeralda.
Las Hermanas de la Caridad siempre cerca de los últimos
Este es también un retrato de Paraguay, en algunos casos de extrema pobreza, que las Hermanas de la Caridad tratan de combatir con dos centros extraescolares para niños, a los que están adscritos dos comedores. A ellos acuden los numerosos pobres de esta ciudad. A menudo, en la cola para comer hay niñas y niños, bien porque los padres son inmigrantes y las madres tienen que ocuparse de los pequeños, bien porque los padres se avergüenzan de ser vistos como pobres. Las Hermanas de la Caridad necesitarían más espacio. También han encontrado un bloque de pisos con terreno anexo, pero el propietario actual pide una cantidad de dinero nada despreciable por estas plazas, la esperanza es que en este punto se desencadene la solidaridad internacional.
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