36º Encuentro de diócesis de Frontera del cono sur en Paraguay
Vatican News
Con el objetivo de profundizar en las “raíces comunes, amenazadas por la imposición de una cultura global, y valorizar las diversidades culturales en la vida de nuestros pueblos”, se está llevando a cabo del 20 al 22 de mayo, en Ciudad del Este, Paraguay, el 36° Encuentro de Diócesis de Frontera: Argentina, Brasil, Uruguay y el anfitrión Paraguay, así lo indicó en la carta de bienvenida el obispo de Ciudad del Este, monseñor Pedro Collar Noguera.
La presencia del CELAM
El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) está representado por el padre Pedro Brassesco, sacerdote argentino, secretario general adjunto del CELAM, quien en su primera intervención tomó el tema Sinodalidad, “el camino que Dios espera de la Iglesia para el tercer milenio”. El padre Brassesco citó al Papa Francisco en su discurso por los 50 años de la institución del Sínodo, en el año 2015: “La sinodalidad designa el estilo peregrino de la Iglesia de Cristo que camina hacia la casa del Padre en la comunión del Espíritu Santo. Señala la senda que recorre el Pueblo de Dios con la unidad plural de sus miembros y comunidades, en el ejercicio convergente de sus carismas y ministerios para el bien común”.
Asimismo, el representante del CELAM destacó el valor del “olfato” para encontrar nuevos caminos eclesiales que tiene el pueblo de Dios, sensus fidei, y siguió tomando palabras de Francisco: “Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra «Sínodo». Caminar juntos —laicos, pastores, Obispo de Roma— es un concepto fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica”. Puso en un primer plano de importancia a la escucha, “con la conciencia de que escuchar «es más que oír»”. “En la Iglesia es necesario que alguno «se abaje» para ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino.”
Finalmente, el padre Brassesco remarcó algunos riesgos presentados en el Informe de Síntesis del Sínodo de Octubre de 2023: “Puesto que la sinodalidad está ordenada a la misión, es necesario que más comunidades cristianas compartan la fraternidad con hombres y mujeres de otras religiones, de otras convicciones y culturas, evitando, por una parte, el riesgo de la auto-referencialidad y de la auto-conservación y, por otra, el de la pérdida de identidad”.
Contexto de los Encuentros
Por su parte, monseñor Luis Collazuol —obispo emérito de Concordia, provincia de Entre Ríos, Argentina, quien está participando de estas jornadas— se refirió al contexto y la historia de estos Encuentros entre hermanos fronterizos:
“Es un encuentro anual que reúne a obispos, sacerdotes, religiosos y laicos para reflexionar sobre temas que afectan a la vida eclesial de nuestras diócesis, de la zona norte del Uruguay, del este de Argentina, de sur de Brasil y de parte del Paraguay. (…) Cuatro naciones que conforman como un bloque económico y político en el Mercosur.
Los testimonios de los que iniciaron estos encuentros, allá por los años 90, nos dicen que se los plantearon cuando se estaba gestando el Mercosur y luego se siguió como forma de integración regional de estos cuatro países. (…) Los pastores de algunas de las iglesias de esta región consideraron que esta integración no iba a afectar solo a la economía y a la política, también tocaría la vida de nuestros pueblos, a las culturas, incluso a la religión y a la obra evangelizadora. La tendencia a la desaparición de las fronteras también implica una mayor integración regional en nuestras comunidades religiosas.
América Latina y El Caribe fueron experimentando diversos proyectos de integración sobre todo en lo económico (…) que se diluían por los cambios ideológicos de los gobiernos de turno que se iban sucediendo. América Latina, paralelamente, vivió en lo eclesial un proceso de integración que fue mirado por la Iglesia con mucha atención. Desde el año 1955 cuando se realiza aquella Primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Río de Janeiro, pasando por la integración del CELAM, y las Conferencias Generales que se sucedieron —Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida— fueron creando un clima de integración de nuestros pueblos y nuestras Iglesias. Los pueblos tienen que estar unidos y las Iglesias, al servicio de esa unidad”.
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