Carlo Acutis Carlo Acutis  (ANSA)

La madre de Acutis: "Mi hijo un ejemplo de paz para este mundo en guerra"

En la memoria litúrgica del beato que pasó su vida amando la Eucaristía y sirviendo a los demás, tuvieron lugar iniciativas en todo el mundo, con oraciones y novenas. En el santuario del Despojo, donde reposa su cuerpo, el Arzobispo de Assisi- Nocera Umbra- Gualdo Tadino celebró la Santa Misa.

Federico Piana- Ciudad del Vaticano

El 12 de octubre es un día especial. Especial porque toda la Iglesia celebra la memoria litúrgica del Beato Carlo Acutis, el joven que fue elevado al honor de los altares después de una corta vida de servicio a los demás y de amor a la Eucaristía y a la Iglesia. Especial porque en todo el planeta, en el día de su memoria litúrgica no se pueden contar las parroquias y capillas en las que, en su honor, se celebran misas y se rezan rosarios o novenas preparatorias de la fiesta.

Misas y música

En el santuario del Despojo en Asís, donde descansa su cuerpo entre oraciones e invocaciones de medio mundo, las iniciativas para celebrarle y recordarle comenzaron cuatro días antes con momentos de oración y reflexión, música e incluso una mesa redonda sobre el malestar juvenil. En la iglesia del santuario, el 12 de octubre, celebró la misa fray Simone Calvarese, ministro provincial de la Provincia Seráfica de los Hermanos Menores Capuchinos, y por la tarde ha presidido la misa monseñor Domenico Sorrentino, arzobispo de Asís - Nocera Umbra - Gualdo Tadino y obispo de Foligno. También en el santuario del Despojo, se escucharon las notas y las oraciones de la tarde en un concierto de Martín Valverde, un conocido músico de lengua española.

Hermoso recordar su vínculo con María

La decisión de que la conmemoración litúrgica recayera en ese día no se tomó sólo para recordar su partida al Cielo, que tuvo lugar el 12 de octubre de 2006, cuando Carlos tenía sólo 15 años. «Hoy en España celebramos a Nuestra Señora del Pilar y en Brasil la de Aparecida, y es bonito constatar este vínculo entre Carlos y María que caracterizó toda su vida», explicó a los medios vaticanos Antonia Salzano, madre de este apasionado testigo de Cristo que será canonizado durante el Jubileo de 2025.

Devoción sin fronteras

Y si el 11 de octubre por la tarde también la diócesis de Milán quiso recordarle con una celebración eucarística en la iglesia de Santa María Secreta que Carlo frecuentaba a diario -y donde pudo desarrollar una de sus frases más célebres y profundas «la Eucaristía es mi autopista hacia el Cielo»-, hay que constatar con alegría que la devoción al beato ha traspasado todas las fronteras. «De Japón a China, de India a África, de Estados Unidos a Australia: en todos los continentes rezan y se dirigen a Carlos», dice la madre que no puede dejar de pensar en cómo la muestra sobre los milagros eucarísticos ideada por su hijo para la web sigue aterrizando en muchas parroquias de todos los rincones de la tierra, sólo en Estados Unidos hay miles a las que hay que sumar 100 campus universitarios. «Seguro que mi hijo estará contento porque a menudo decía que le dolía ver esas imágenes que mostraban colas interminables en los conciertos y sillas vacías delante de los sagrarios».

Las numerosas conversiones

Antonia Salzano ya ni siquiera tiene en cuenta las noticias sobre los supuestos milagros y conversiones que inundan la asociación Amigos de Carlo Acutis que fundó para apoyar la causa de canonización: «Todos los días llega una carta. No sé si son realmente milagros o conversiones. Me escriben personas de todo el mundo que tenían graves problemas y que acudiendo a Carlo los han resuelto: muchas mujeres que no podían tener hijos, parejas que se estaban separando. Pero también personas que dicen haberse curado de tumores. Por supuesto, no podemos certificarlos, pero podemos tomar nota de una cosa: los testimonios aumentan sin cesar». En este día en el que no hay nación en la que no se conmemore al joven beato, su madre también señala a Carlos como ejemplo de paz para un mundo desgarrado por las guerras: «Amaba a todo el mundo, no hacía distinción de origen o religión. En su funeral, la iglesia estaba abarrotada, incluso fuera, de personas sin hogar, de ciudadanos extracomunitarios, de gente de todas las razas. Carlo no daba importancia a las diferencias, miraba a todos con los ojos del Señor». El mundo debería tomar nota. Y tomar ejemplo.

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14 octubre 2024, 13:17