Tolerancia cero para acabar con la mutilación genital femenina
María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
Hoy en día, al menos 200 millones de mujeres y niñas en todo el mundo han sido sometidas a la mutilación genital femenina y sufren uno de los actos de violencia de género más inhumanos del mundo: lo afirman en un comunicado de prensa UNICEF, UNFPA (Fondo de población de las Naciones Unidas) y ONU Mujeres en el Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina. La historia de Mary, 13 años, mutilada a primeras horas de la mañana, cuyas “cicatrices siguen causándole dolor aun hoy, 19 años más tarde”, es uno de los ejemplos que representan a los millones de niñas del mundo que han sufrido la mutilación genital y a los otros 68 millones que “serán sometidas a la mutilación genital femenina para el año 2030, sin una fuerte aceleración de la acción para poner fin a esta práctica”, afirma el comunicado.
Los datos del comunicado hablan claro: más de 20 millones de mujeres y niñas en 7 países (Egipto, Sudán, Guinea, Yibuti, Kenia, Yemen y Nigeria) han sido sometidas a esta práctica por un “agente sanitario”, lo que no significa - precisa el texto - que volviéndola “una práctica médica” la mutilación genital “sea más segura”, porque “implica remover y dañar los tejidos sanos y normales e interfiere con las funciones naturales del cuerpo de una mujer o niña”.
Compromiso a poner fin a violación de derechos humanos
“En el Día Internacional de la Tolerancia Cero para la Mutilación Genital Femenina”, UNICEF, UNFPA y ONU Mujeres reafirman en el comunicado su “compromiso para poner fin a esta violación de los derechos humanos, para que decenas de millones de niñas que corren el riesgo de ser mutiladas hoy en el 2030 no sufran el mismo sufrimiento de Mary”.
Un “compromiso importante”, porque “la mutilación genital femenina tiene consecuencias físicas, psicológicas y sociales a largo plazo – sigue el comunicado - viola el derecho de las mujeres a la salud sexual y reproductiva, a la integridad física, a la no discriminación y a no ser sometidas a tratos crueles y humillantes” constituyendo también una “violación de la ética médica” porque “la mutilación genital femenina nunca es segura, independientemente de quién la practique y de la limpieza del lugar donde se lleve a cabo”.
Desigualdad de género y violencia
El comunicado afirma que la mutilación genital femenina es una forma de violencia de género y, por lo tanto, no se puede dar una “respuesta aislada” con respecto “a otras formas de violencia contra mujeres o muchachas u otras costumbres como son los matrimonios precoces o forzados”, y por ello señala que para poner fin a la mutilación genital femenina, “es necesario abordar el problema de la desigualdad de género en su raíz y trabajar por el empoderamiento social y económico de la mujer”.
Traducir compromiso en acciones concretas, ahora
En 2015, los líderes mundiales apoyaron masivamente la eliminación de la mutilación genital femenina como uno de los objetivos del Programa de Desarrollo Sostenible para 2030. Un “objetivo alcanzable” que requiere “acciones concretas”: a nivel nacional, con “nuevas políticas y leyes para proteger los derechos de las niñas y las mujeres a vivir libres de violencia y discriminación”; a nivel regional con el “trabajo conjunto de instituciones y comunidades empresariales” que prevengan “el desplazamiento de mujeres y niñas, a fin de llegar a países con leyes menos restrictivas sobre la mutilación genital femenina”, mientras que a nivel local es necesario que “los líderes religiosos desmantelen el mito de que la mutilación genital femenina tiene una base religiosa. Asimismo, dado que las presiones sociales suelen apoyar esta práctica, las personas y las familias necesitan más información sobre los beneficios del abandono de esta usanza”.
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