Cop29: Las negociaciones sobre el clima van a tiempo extra
por Pierluigi Sassi
Las negociaciones sobre el clima han entrado en una prórroga. El proyecto de acuerdo presentado ayer por la presidencia de la Cop29 proponía una solución "integral" muy poco ambiciosa, que decepcionó tanto a los países pobres como a la sociedad civil. La propia formulación decididamente vaga con la que se describieron los objetivos financieros del acuerdo -que, recordemos, está llamado a apoyar el desarrollo sostenible en el hemisferio sur- deja lugar a interpretaciones objetivamente difíciles de justificar.
Y así, mientras los expertos de Naciones Unidas cuantifican la financiación necesaria para cumplir los objetivos vitales de la COP21 en París en 6,5 billones de dólares al año de aquí a 2035, en Bakú el último borrador de acuerdo se limita a «llamar a todos los actores a trabajar juntos para permitir el aumento de la financiación de las Partes que son países en desarrollo para la acción climática, procedente de todas las fuentes públicas y privadas, a al menos 1,3 billones de dólares al año para 2035".
Entonces, si se lee con atención: el objetivo financiero es apenas el 20% de lo que se necesita; 2035 se convierte en la fecha límite para alcanzarlo, en lugar de la fecha de finalización del programa; y los contribuyentes no están obligados a financiar sino sólo "invitados a trabajar para permitir...". Hay que entender que, si alguna vez se aprobara esta parte del acuerdo, el resultado de las negociaciones en Bakú sería negar los acuerdos firmados en Francia durante los próximos diez años y, por tanto, condenarnos a todos a una situación progresiva y dramática de empeoramiento de las condiciones de vida en el planeta.
En el punto relativo a la contribución de los países ricos al fondo climático de 100 mil millones creado en París - que según los expertos debería llegar inmediatamente a 1 billón al año hasta 2030, y luego pasar a 1,3 billones - la Presidencia propone llegar a 250 mil millones de dólares por año hasta 2035, utilizando una amplia variedad de fuentes, públicas y privadas, bilaterales y multilaterales, etc. Traducido, esto significa que los países ricos pueden tener que contribuir incluso menos de lo que han hecho hasta ahora, simplemente esperando hasta 2035 e involucrando a particulares y bancos en sus inversiones que ciertamente no tomarían la forma de contribuciones no reembolsables, sino más bien el de un colonialismo económico justificado por la crisis climática.
Como si todo esto fuera poco, el proyecto de acuerdo invita a los países en desarrollo a realizar contribuciones adicionales, incluso a través de la cooperación Sur-Sur. En otras palabras, a los países que sufren hambre y pobreza a causa del clima, al dar muy poco, los ricos contaminadores también deberían proponerles ir a buscar dinero a otros países pobres.
Cuanto más pasan las horas, más agita las cosas este acuerdo. Y cada vez está ganando más credibilidad la hipótesis de que la Presidencia en realidad está endureciendo la confrontación para luego hacer más aceptable su propuesta de último minuto.
Quizás este partido termine en penaltis. Pero pase lo que pase no habrá sido un gran espectáculo.
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