Papa: sin el Espíritu Santo no podemos transmitir la fe
Cecilia de Malak – Ciudad del Vaticano
En la tradicional celebración, en la que se enlaza la solemnidad de la Capilla Sixtina con la ternura de los niños de pocos meses de nacidos, el Papa Francisco administró el Sacramento del Bautismo, el 7 de enero de 2018, a 34 bebés, 16 niños y 18 niñas, que acompañaron con sus voces y llantos la liturgia.
En su homilía, el Obispo de Roma se dirigió a los queridos papás y mamás que llevaron a su hijos al Bautismo, que es «el primer paso para la tarea que tienen: la transmisión de la fe»
Gracia del Espíritu Santo
«Pero tenemos necesidad del Espíritu Santo para transmitir la fe, solos no podemos. Poder transmitir la fe es una gracia del Espíritu Santo, la posibilidad de transmitirla; y es por eso que traen a sus hijos, para que reciban al Espíritu Santo, reciban la Trinidad —el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo— que habitará en sus corazones».
Dialecto de familia, de hogar: lenguaje de amor
El Santo Padre hizo hincapié en la importancia de que los papás y mamás empleen «el ‘dialecto’ de la familia para la transmisión de la fe, de los padres, de papá y de mamá, del abuelo, de la abuela.
Después llegarán los catequistas para desarrollar la primera trasmisión que hacen los padres, con ideas, con explicaciones…
Pero, no olviden: si en casa no se habla entre los padres en la lengua del amor, la transmisión de la fe no es tan fácil, no se podrá hacer
No lo olviden, tienen la tarea de transmitir la fe y la tienen que hacer con el dialecto del amor, del hogar, de la familia».
«También los niños tienen su propio ‘dialecto’ ¡que nos hace bien escuchar! Ahora todos están callados, ¡pero basta que uno dé el tono para que después continúe la orquesta!
¡El dialecto de los niños!»
Jesús nos pide ser como los niños y transmitir y crecer en la fe
«Y Jesús nos aconseja ser como ellos, hablar como ellos. Nosotros no debemos olvidar esta lengua de los niños, que hablan como pueden pero es la lengua que le gusta tanto a Jesús.
Y sean simples en sus oraciones, díganle a Jesús lo que tienen en el corazón como lo dicen ellos. Hoy lo dirán con el llanto, sí, como hacen los niños.
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