Francisco anima a rezar por la Iglesia, en especial en los momentos difíciles
Giada Aquilino - Ciudad del Vaticano
Francisco desciende a la cripta de la Basílica de San Nicolás y venera las reliquias del Santo, guardadas bajo el altar y trasladadas a Bari en 1087 desde Myra, en la actual Turquía. Dominados por la bóveda de cruz y rodeados de columnas de mármol, los padres dominicos, custodios de la Basílica, acompañan al Papa en este momento de recogimiento. Después el Papa oró por un momento.
La oración es la fuerza de una comunidad cristiana
Antes de la concelebración eucarística en el Corso Vittorio Emanuele, el Papa saludó a las personas que esperaban en las afueras de la Basílica. De manera espontánea, Francisco les agradeció su presencia y haber esperado durante horas, en un día soleado, pero aún frío. El Papa dio las gracias a los fieles en particular por haber acompañado con la oración los trabajos del encuentro "Mediterráneo, frontera de la paz".
Las oraciones son precisamente la fuerza, la fuerza de una comunidad cristiana. Los pastores rezan, pero también deben trabajar durante estos días de reflexión. Se sintieron acompañados y seguros con sus oraciones. Le agradezco mucho este trabajo, este apostolado de rezar, de rezar por la Iglesia. No lo olvidéis: rezad por la Iglesia, por los pastores y, aún en los malos tiempos, rezad más, porque el Señor debe venir siempre a resolver los problemas.
El ejemplo de la Virgen
Antes de la bendición, hubo una invocación y oración a María, quien - recuerda el Papa - "rezó mucho durante su vida", acompañando a la Iglesia en su viaje de todos los tiempos.
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