#AñoDeLaOración: ¿Conoces las semejanzas entre un enamorado y un devoto?
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Nos encontramos en el Año de la Oración, y este año tiene dos objetivos claros: el primero es “favorecer nuestra relación con Dios” y el segundo es “ofrecer momentos de descanso espiritual” que nos permitan alejarnos del estrés cotidiano. Francisco, en una de sus catequesis del ciclo que dedicó a la oración en el 2020, encuentra grandes similitudes entre una persona que reza y una persona enamorada: “El que reza es como un enamorado: lleva siempre en el corazón a la persona amada, vaya donde vaya. Por eso, podemos rezar en cualquier momento, en los acontecimientos de cada día: en la calle, en la oficina, en el tren; con palabras o en el silencio de nuestro corazón. Incluso un pensamiento aparentemente “profano” puede estar impregnado de oración”.
El Papa Francisco durante esta catequesis dijo que “la oración nos va transformando”: calma la ira, mantiene el amor, multiplica la alegría, incluso nos da la fuerza para perdonar: “Además, la oración nos ayuda a amar a los demás, conscientes de que todos somos pecadores y, al mismo tiempo, amados personalmente por el Señor. Somos seres frágiles, pero sabemos rezar: esta es nuestra mayor dignidad”.
Cuando nos dispongamos a rezar, hayamos encontrado ese momento del día para tener nuestra intimidad con el Señor, el Papa nos pide que recemos especialmente por las personas que sufren a causa del dolor, de la enfermedad, de la soledad y de la precariedad: “Por tanto, recemos por todo y por todos: por nuestros seres queridos, y también por las personas que no conocemos, incluso por nuestros enemigos”.
El Papa pide rezar incluso por nuestros enemigos. Porque rezando y amando así este mundo, descubriremos que cada día lleva escondido en sí un fragmento del misterio de Dios.
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