Encuentro entre la CAL e instituciones que ayudan a la Iglesia en América Latina
Vatican News
Con el título “Encuentro con Instituciones y organismos de ayuda a la Iglesia de América Latina” se reunieron jueves 22 y viernes 23 de junio, instituciones como el Consejo Episcopal Latinoamericano, Celam; Adveniat, Arquidiócesis de Colonia, Alemania; ACN Internactional; Manos Unidas; Cáritas Internationalis América Latina y el Caribe: y Misereor, entre otras con la Ponitificia Comisión para América Latina.
Entre los temas tratados se habló del escenario social y eclesial latinoamericano, abordado por los dos secretarios de la Cal, Rodrigo Guerra y Emilce Cuda; el Card. Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral habló de la necesidad de cooperación solidaria y sinérgica al servicio de las Iglesias de América Latina; por último, Mons. Robert F. Prevost, Prefecto del Dicasterio para los Presidente de la CAL abordó el tema de la “Importancia del servicio eclesial de los organismos de ayuda a las Iglesias en América Latina, a la luz de los principios y criterios de la Constitución Apostólica Predicate Evangelium”.
Un encuentro de escucha y diálogo
En su intervención, el Card. Michael Czerny, recordó el objetivo del encuentro, un espacio de escucha y diálogo para compartir experiencias y conjugar esfuerzos para mayor bien de la Iglesia en la región latinoamericana. Una fe distanciada del contacto vital con la realidad, de la práctica de la caridad y de la promoción de la justicia, dijo el purpurado, caería en el idealismo y se degradaría hacia una opción doctrinal desencarnada. No obstante, la evangelización no puede reducirse al discernimiento de estrategias eficaces para combatir la desigualdad, sino que «debe abarcar al hombre entero, en todas sus dimensiones, incluida su apertura al Absoluto, que es Dios» (Evangelium Nuntiandi 33).
Poner nuestros bienes a disposición del otro
San Pablo, afirmó el prefecto, nos recuerda que pongamos nuestros bienes a disposición de los demás y ello incluye nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestra reputación, etc. Sin arrebatar a la fuerza lo que pertenece a otros, sino garantizando que lo que es justo sea siempre obtenido para que “el que haya recogido mucho no tenga demasiado, y al que haya recogido poco no le falte nada”, para que la abundancia de unos compense lo que a otros les falta.
“Recuperemos la compasión y la solidaridad, y expresémoslas en nuestra vida cotidiana y en nuestro ministerio o servicio. Desarrollemos un verdadero desarrollo. Generemos la responsabilidad y la responsabilización mutua entre el individuo, la sociedad, el Estado y las religiones”.
Hablar de una cooperación sinodal tiene, al menos, dos significados: cooperar para la sinodalidad y cooperar de manera sinodal, dijo, y añadió que cooperar para la sinodalidad significa apoyar prioritariamente aquellos procesos que están orientando a la Iglesia a una transformación de mentalidades, prácticas y estructuras, en favor de una mayor sinodalidad.
Descolonizar la cooperación
Es necesario dijo, descolonizar la cooperación. La colonización de los receptores de fondos de cooperación es uno de los fenómenos que requiere mayor revisión y transformación. Caminar juntos, enfatizó, exige no imponer objetivos ni métodos sino una escucha profunda de cómo los actores locales definen sus necesidades y sus posibilidades de superar sus problemas. El resultado final sobre los objetivos y métodos a adoptar en los proyectos debe ser objeto de un diálogo profundo que fomente la colaboración y el trabajo conjunto.
Evitar la fragmentación y el clientelismo, de que la cooperación eclesial internacional padece tanto en la oferta como en la demanda. Esto genera una dispersión de recursos y la pérdida de eficiencia en los procesos. El Prefecto recordó que se tiende a crear relaciones clientelares entre donantes y receptores, lo que resta objetividad y sentido estratégico a la asignación de fondos. Los donantes pequeños y aislados tienen baja capacidad para acompañar los proyectos locales. Para contrarrestar estas dos distorsiones, aconsejó, se deberían buscar formas de articulación y agregación tanto de donantes como de receptores.
“Estas deben ser formas de agregación institucionalmente legitimadas por la Iglesia, tanto a nivel universal como regional y local. La creación de fondos colaborativos entre organizaciones donantes y las Redes Eclesiales Territoriales asistidas por el CELAM y Cáritas de América Latina son buenos ejemplos de estas formas de agregación legítimas”.
Transparencia en rendición de cuentas
Por último, dijo que es necesaria una mayor transparencia en los procesos de toma de decisiones y en la rendición de cuentas. La "accountability" es un prerrequisito indispensable para la sinodalidad y la autogestión. Se ha promovido una mayor vinculación con las Iglesias locales, a través de formas instituidas con legitimidad, para dar mejor eficacia a los programas de desarrollo integral en las comunidades indígenas y afrodescendientes de la región.
Se ha decidido así cerrar la Fundación Pontificia Populorum Progressio y confiar al CELAM (Consejo Episcopal de América Latina y el Caribe) la responsabilidad de la gestión del Fondo, ayudando a analizar y seleccionar los proyectos y a darles seguimiento. Nadie mejor que el CELAM a través de sus redes pastorales y su estrecha colaboración con las pastorales de indígenas y afrodescendientes de las conferencias episcopales para ejercer ese rol de forma legítima y pertinente. Y el dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, continuará garantizando la solidaridad y la caridad del Papa hacia las poblaciones de América Latina realizando una actividad de apoyo y de servicio, como paso importante de cooperación sinodal.
La reforma de la Curia
La importancia del servicio eclesial de los organismos de ayuda a las Iglesias en América Latina, a la luz de los principios y criterios de la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, fue el tema que abordó el Prefecto del Dicasterio para los obispos y Presidente de la Cal, Mons. Robert F. Prevost.
"El Papa Francisco al pensar la reforma de la Curia principalmente tuvo presente la eclesiología del Concilio Vaticano II que en buena medida es eclesiología del Pueblo de Dios que camina en la historia. El verbo “caminar” aparece varias veces al inicio de la Constitución Lumen Gentium".
Las instituciones y organismos de ayuda a la Iglesia en América Latina han sido una parte fundamental del camino que hemos recorrido como Pueblo de Dios en la región, desde hace mucho tiempo, Afirmó Prevost, muchos esfuerzos misioneros, por ejemplo, habrían sido impensables sin su colaboración. Además recordó la labor de servicio y acompañamiento que tuvo en el pasado la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) en momentos decisivos a varias de estas instituciones para contribuir al fortalecimiento de la actividad pastoral y misionera de la Iglesia.
Urgente la cooperación de todos
En el actual contexto latinoamericano la cooperación de todos con todos se hace más urgente y necesaria, afirmó Prevost, algunas relaciones se han debilitado, otras nuevas han aparecido. La conciencia de que ninguna instancia puede “ser” y “hacer” en solitario aumenta.
"Cuando el Papa Francisco tuvo que enfrentar el desafío de reformar la Curia tuvo una intuición sumamente esclarecedora al enfrentar un desafío, en el fondo, análogo: ¿Cómo tener un trabajo más colaborativo y sinérgico? ¿Cómo ayudar a que los dicasterios tan profundamente acostumbrados a trabajar aislados puedan mostrar la comunional auténtica de la Iglesia?"
Corresponsabilidad
En Praedicate evangelium, señaló por último, notarán diversas indicaciones que apuntan a descubrir que todos somos corresponsables del bien común de la Iglesia.
"Ha sido muy reconocido, por ejemplo, que Praedicate evangelium posibilita que los fieles laicos eventualmente pueden ocupar responsabilidades dirigenciales en la Santa Sede y no sólo los ministros ordenados. De esta manera, toda la rica doctrina sobre el bautismo es implicitamente colocada en el centro de la renovación curial y sinodal. No es mi propósito profundizar en ello. Sólo quiero señalar que nuestro servicio particular ya sea en la Santa Sede o en una institución de ayuda, es la forma concreta que Dios nos regala para participar en estos momentos en la custodia del bien común de toda la Iglesia".
Todos somos responsables de la Iglesia, recordó, existe una diversificación ministerial. Sin embargo, diversificación no significa que exista un sujeto privilegiado en materia de responsabilidad, reiteró, sino que todos somos sujetos igualmente privilegiados de la acción eclesial. Y por ende, todos llamados a un discernimiento más comunitario y a una toma de decisiones más compartida.
"Hoy, con mayor perspectiva, y bajo la guía del Papa Francisco, sabemos que tendremos que avanzar hacia formas de ejercicio de la mencionada “corresponsabilidad” más idoneas, más evangélicas y menos clericales. No nos podemos adelantar a las deliberaciones del sínodo de la sinodalidad y mucho menos al discernimiento que tendrá que realizar en su momento el Sucesor de Pedro".
Sin embargo, dijo para concluir, todos debemos tener una gran esperanza de que la Iglesia del futuro será más fraterna, más caritativa, más inclusiva, y menos autoreferencial. Lo será con la fuerza y creatividad del Espíritu Santo y con la colaboración de nuestras libertades.
"Estoy convencido que las instituciones y organismos de ayuda a la Iglesia en América Latina no pueden concebirse fuera de este dinamismo. Creo que será válido soñar con una nueva aproximación de servicio tanto de ustedes como de nosotros en la Santa Sede. Con mayor sinergia, con mayor complementariedad, y sin dudas, con mayor creatividad.
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