Stefania Raspo: La canonización del fundador es renovar la santidad y la misión
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
Durante el Consistorio Ordinario Público de este lunes, 1 de julio, el Papa Francisco decretó la canonización de 15 Beatos, entre ellos el Beato José Allamano, fundador de los Misioneros y Misioneras de La Consolata, dos Institutos de misión ad gentes, que tendrá lugar el domingo, 20 de octubre de 2024, en Roma.
La Hermana Stefania Raspo, Consejera General del Instituto de las Hermanas Misioneras de la Consolata dijo que, “estábamos esperando hace mucho tiempo esta noticia y para nosotros fue una alegría inmensa”, saber que nuestro fundador será canonizado. Asimismo, la Misionera de la Consolata indicó que esta canonización es un llamado a “renovar el ideal de la santidad y la misión. El beato José Allamano tenía muy claro que el Instituto existía para la santificación de sus miembros y para la primera evangelización. Las dos cosas están muy unidas, no se puede anunciar a Cristo sino tenemos una experiencia que transforma nuestras vidas. Por ello, esta canonización renueva el llamado y confirma el camino de los dos Institutos de La Consolata”.
El milagro para la canonización
Sor Stefania señaló que, el milagro que llevará a la gloria de los altares a José Allamano se dio precisamente en la Tierra Indígena Yanomami, desde la misión de la región de Catrimani, en Brasil, donde los misioneros de la Consolata tienen una presencia efectiva y significativa desde 1965, y donde vive el indígena Sorino Yanomami, que se curó milagrosamente.
El 7 de febrero de 1996, primer día de la novena al Beato José Allamano, Sorino, de 40 años, fue atacado por un jaguar en el interior de la selva, poniendo en peligro su vista, ya que parte de su cerebro quedó al descubierto y con pocas posibilidades de sobrevivir. Sus primeros cuidados sanitarios se llevaron a cabo en la misión de Catrimani, y tuvo que esperar ocho horas hasta ser trasladado en avión al hospital de Boa Vista, donde fue operado y entró en cuidados intensivos. Ante esta situación, un grupo de misioneras y misioneros de la Consolata, invocando al Beato José Allamano y realizando la novena, colocaron una reliquia suya junto a la cama de Sorino y junto a su esposa, en el hospital. Así, contrariamente a muchos diagnósticos médicos, Sorino se despertó diez días después de la operación sin problemas neurológicos. El 4 de marzo salió del hospital y el 8 de mayo regresó a Catrimani completamente curado, reanudando su vida normal en el Territorio Indígena Yanomami.
A petición de los misioneros y misioneras de la Consolata, el obispo de Roraima, Dom Mário Antônio da Silva, nombró el 29 de julio de 2020 a los miembros del Tribunal Diocesano local para las Causas de los Santos, que se reunieron en Boa Vista del 7 al 15 de marzo de 2021 para estudiar la veracidad de la curación milagrosa de Sorino Yanomami atribuida a la intercesión del beato José Allamano, y enviaron después sus conclusiones e informes al Dicasterio para las Causas de los Santos, en el Vaticano.
Sobre el Beato José Allamano
El P. José Allamano nació el 21 de enero de 1851 en Castelnuovo d’Asti (hoy Castelnuovo Don Bosco), en el norte de Italia. Educado sólidamente en las virtudes humanas y cristianas por su madre, hermana de san José Cafasso, y por el mismo Don Bosco, de quien fue alumno durante cuatro años, respondió a su vocación sacerdotal con firmeza y determinación.
Ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1873, fue durante siete años formador y director espiritual en el seminario mayor de la diócesis de Turín. En 1880 fue nombrado rector del santuario de la Consolata, cargo que desempeñó durante 46 años, hasta su muerte. Allí ejerció su ministerio sacerdotal en todas sus dimensiones: restauró y amplió completamente el santuario, transformándolo en un centro vital de devoción mariana y de iniciativas apostólicas. Reabrió y dirigió el Instituto Pastoral (Convitto Ecclesiastico) para jóvenes sacerdotes. Se comprometió con amor en su formación espiritual, intelectual y pastoral. Emprendió la causa de canonización de su tío José Cafasso. Devolvió un gran vigor a la casa de retiros de la diócesis en el Santuario de San Ignacio de Lanzo. Fue solicitado para la dirección espiritual, la confesión y el asesoramiento por innumerables personas de todas las clases sociales. Promovió asociaciones católicas de formación cristiana y prestó gran apoyo a la labor de los laicos en los ámbitos social, editorial y educativo.
Para enriquecer a la Iglesia con lo esencial de la actividad misionera, en 1901 fundó el Instituto de los Misioneros y en 1910 el de las Misioneras de la Consolata, para la misión en África. Al mismo tiempo que continuaba con sus numerosos compromisos diocesanos, les dedicó el cuidado principal, formándolas en el espíritu que sabía que había recibido de Dios.
Murió santo el 16 de febrero de 1926 en Turín, cerca del santuario de la Consolata. Fue beatificado por el Papa San Juan Pablo II el 7 de octubre de 1990. Su fiesta litúrgica se celebra el 16 de febrero. Con el actual milagro atribuido a su intercesión el 23 de mayo, el Papa Francisco ha anunciado que será canonizado en Roma, el 20 de octubre de 2024.
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