Peregrinación de acólitos: "Nosotros, testigos de un sueño"
Lorena Leonardi - Ciudad del Vaticano
"Me temblaban las manos y el Papa me las estrechó, nunca olvidaré esa amplia sonrisa". Julia Fürmetz tiene 13 años, procede de la diócesis de Múnich, Alemania, y es una de los monaguillos que el martes 30 de julio se sentaron en el Papamóvil con el Papa Francisco para hacer el recorrido por la Plaza de San Pedro repleta de acólitos -más de 50.000- llegados a Roma desde 20 países europeos diferentes. Se trataba de la 13ª peregrinación internacional del Coetus internationalis ministrantium (CIM), la asociación que reúne a los responsables diocesanos y a los agentes pastorales de acólitos. El evento, que se celebra cada cuatro años y que se inauguró el lunes y finaliza el sábado 3 de agosto, tenía para esta edición el lema "Contigo", tomado del Libro de Isaías.
Julia y el inesperado paseo en el papamóvil
"Y pensar que se suponía que mi hermano mayor iba a montar en el Papamóvil", continuó Julia, aún visiblemente emocionada, relatando su experiencia en la rueda de prensa de clausura de la peregrinación que se realizó en el Instituto María Bambina, "pero él no cabía porque es demasiado alto y tiene las piernas largas, así que me pidieron que subiera yo". De aquel momento, Julia recuerda "los caramelos que nos dio el Papa y la duración del paseo: el papamóvil no va rápido, va a paso de hombre, y mi percepción es que el paseo duró mucho tiempo". Feliz por ese inesperado "paseo", Julia asegura que al final su hermano también estaba contento, "porque así pudo hacerse un selfie con el Papa".
Mia, András y Philipp, testigos de un sueño hecho realidad
A Mia Rothermel, monaguilla de 17 años de la diócesis alemana de Augsburgo, "se le fue la palabra" cuando, al final del encuentro en la plaza que supuso el colofón de la peregrinación, pudo saludar al Papa Francisco y entregarle un pañuelo. Volvió así a Alemania llena de muchos "momentos especiales" y "agradecida por haber visto todas esas caras felices". Y si para András Szabó, un monaguillo húngaro de 14 años que vive en Rumanía, "venir a Roma era un sueño", Philipp Bader confiesa que se "pellizcó" para cerciorarse de que todo era cierto: dentro de unos días, el alemán de 15 años volverá a Augsburgo habiendo "tenido el honor de estar muy cerca del Papa" y con un zucchetto especial de recuerdo. "En realidad quería cambiarlo por el del Papa Francisco, pero en lugar de eso él lo bendijo y me lo devolvió", explica, sosteniendo el pañuelo blanco en sus manos.
Hollerich: Fortalecidos, llevarán a casa el entusiasmo
Según el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y presidente de la CIM, "es emocionante ver cómo tantos jóvenes se ponen en camino hacia la ciudad eterna para celebrar juntos su fe. En cada esquina se veían acólitos empeñados en intercambiar insignias de peregrinos y en explorar la ciudad. El sentido de comunión y el encuentro con el Santo Padre les ha fortalecido en su servicio y estoy seguro de que llevarán este entusiasmo a sus comunidades".
Mons. Wübbe: Merece la pena vivir la fe
El obispo auxiliar Johannes Wübbe, presidente de la Comisión de Juventud de la Conferencia Episcopal Alemana, subrayó que "esta peregrinación ha abierto una perspectiva a los jóvenes que en Roma han podido comprobar cómo merece la pena vivir por la fe, a pesar de todas las crisis que atraviesa la Iglesia. Son jóvenes unidos por un espíritu alegre, un fuerte compromiso solidario y un interés por hablar de Dios y del mundo".
Knell: Acompañar, animar y fortalecer
El éxito de la organización fue confirmado por monseñor Tobias Knell, secretario general de la CIM: "Las iniciativas pastorales estuvieron muy concurridas. Nuestra tarea como Iglesia es acompañar, animar y fortalecer a los jóvenes en su camino. A través de las diversas propuestas, les mostramos que cada persona cuenta y que todos juntos son nuestra esperanza y nuestro futuro".
La semana se caracterizó por las catequesis, los oficios religiosos, las visitas guiadas, las excursiones y los encuentros entre los monaguillos. Los chicos, en particular, acogieron con interés el formato de debate "Pregunta al obispo", en el que los obispos respondieron a las preguntas de los jóvenes monaguillos.
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