En la Basílica de San Pedro la Piedad vuelve a brillar
Vatican News
Como parte de los trabajos de la Fabbrica di San Pietro para el Jubileo, se sustituyó la vidriera de la Capilla que alberga la Piedad de Miguel Ángel. La vidriera anterior se había realizado en 1973 para proteger la obra que había sido dañada por los martillazos de un hombre el 21 de mayo de 1972. La nueva protección, subraya el comunicado de la Fábrica di San Pietro, consiste en un diafragma con un sistema de anclaje de alta tecnología, formado por nueve piezas de vidrio inastillable y antibalas, de la más alta calidad y máxima transparencia, diseñado por un equipo de expertos italianos tras profundos estudios. Las obras de sustitución duraron algo menos de seis meses y tenían por objeto devolver el icono mariano a la devoción de peregrinos y visitantes, cuyo sistema de seguridad también se mejoró. Con la obra retirada, el grupo escultórico vuelve a ser visible en todo su esplendor.
«En el delicadísimo contexto geopolítico mundial de hoy -afirmó el cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica y presidente de la Fábrica de San Pedro-, se devuelve a los fieles la oportunidad de contemplar a la Madre que ofrece a la humanidad al Hijo de Dios, depuesto de la Cruz y vivo por la fuerza de la Resurrección. La ofrenda de la Virgen abre el camino a la reconciliación de los corazones y a la construcción de senderos de fraternidad y de paz».
La intervención
La intervención para sustituir la vidriera, cincuenta años después de su instalación, se había hecho necesaria por una cuestión estética - vinculada a la opacificación natural del material - pero también estática. «El proyecto implicaba no sólo el uso de láminas más transparentes, sino también mecánicamente más performantes», explica el ingeniero Alberto Capitanucci, responsable del área técnica de la Fabbrica di San Pietro. «El espesor adoptado es de 24,5 milímetros frente a los 19 de la instalación original (11 milímetros para la parte superior). Las láminas no están simplemente estratificadas, sino también termoendurecidas. La resistencia a los ataques manuales es de hasta 26 golpes de martillo/hacha (un valor cercano al P6B según la norma EN 356) y la resistencia a las balas supera el nivel BR2/S (norma EN 1063), es decir, es capaz de soportar el ataque de pistolas del calibre 9. En términos globales, el acristalamiento, entendido como el conjunto de vidrios y los elementos estructurales de acero que lo integran, con una superficie aproximada de 50 metros cuadrados y un peso total de 3400 kilogramos, ha sido diseñado para resistir con márgenes de seguridad más que amplios las principales acciones ambientales, como las presiones y depresiones que actúan sobre toda la superficie, los terremotos y el empuje de la multitud sobre el pretil. La intervención combina una mayor visibilidad con una mayor seguridad.
Los apoyos
El proyecto ha sido concebido, realizado y apoyado gracias a las donaciones de un grupo de empresarios y profesionales piamonteses. Entre ellos, Banca Sella - Sanlorenzo Spa, Brenntag Spa e Inalpi Spa, Costruzioni Generali Gilardi Spa y MdM Srl - Studio Miroglio y Lupica architetti associati, Romoli Venturi & partners, en colaboración con Oxlip, Sagep Editori, Magon Sistemi Spa, Mollo Noleggio y con el patrocinio de Confindustria Piemonte. es
Nueva luz
La luz es el elemento en el que se basa esta intervención. El grupo escultórico de la Piedad y toda la capilla se han equipado con un nuevo y moderno sistema de iluminación, completamente renovado con tecnologías y componentes de última generación. Es de nuevo la empresa italiana iGuzzini, que ya en 2017 propuso y realizó el sistema hasta la fecha, la que ha donado los cuerpos de iluminación, de diseño no invasivo, instalados tras minuciosos estudios de iluminación de espacios y ambientes.
Otras intervenciones
Gracias a los andamios erigidos para la instalación de la gran vidriera, la Fabbrica di San Pietro pudo realizar una serie de trabajos de consolidación y restauración de las superficies pintadas al fresco de la Capilla de la Piedad (una de las poquísimas de la Basílica), obra del pintor Giovanni Lanfranco realizada entre 1629 y 1632. También se aseguró la vidriera acanalada del fondo de la misma capilla.
La Capilla de la Piedad
La exaltación de la Cruz y de su poder salvador es el motivo central de todo el ciclo decorativo de la Capilla de la Misericordia, dedicada hasta mediados del siglo XVIII al Crucifijo, ya que aquí se conservaba un crucifijo de madera, actualmente ubicado en la Capilla del Santísimo Sacramento. En la bóveda se pueden admirar los únicos frescos de la basílica vaticana. Fueron ejecutados por Giovanni Lanfranco (1582-1647) entre 1629 y 1632. Toda la bóveda está decorada con episodios de la Pasión de Cristo, con la exaltación de la Santa Cruz en el centro, en medio de un remolino de ángeles; la representación central está flanqueada por paneles pictóricos con episodios de la Pasión de Cristo, representados con vivo realismo.
La Piedad de Miguel Ángel
El grupo de mármol de la Madre del Dolor, que en su casta juventud sostiene lastimosamente en su regazo a su Hijo muerto, fue esculpido por Miguel Ángel Buonarroti en 1498-99, a la edad de veintitrés años, para la tumba del cardenal Jean de Bilhères-Lagraulas, que en aquel momento se encontraba en la capilla de Santa Petronilla, junto a la antigua basílica En la banda que desciende del hombro de la Virgen se lee: «michael āgelvs bonarotvs florent facieba» (Miguel Ángel Bonarroti florentino): la única obra firmada por el artista.
El 3 de diciembre de 1749, la estatua fue colocada delante de un crucifijo de mármol sobre el altar de esta capilla, donde ha permanecido siempre expuesta a la devoción de los fieles, excepto durante unos meses en 1964-1965, cuando -hecho único e irrepetible- cruzó el océano con motivo de la Exposición Universal de Nueva York. El 21 de mayo de 1972, tras el insensato atentado que dañó el brazo izquierdo y el rostro de la Virgen, la estatua, hábilmente restaurada, quedó protegida por la gran vidriera, hoy sustituida.
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