P. Pedro: “Con trabajo, educación y disciplina se puede vencer la pobreza”
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Con el trabajo, con la educación y con la disciplina, se puede vencer la pobreza, se puede vencer el mal, el fatalismo y se puede preparar un futuro mejor con la participación de los pobres, porque ellos tienen que estar incluidos en los cambios, ellos son los protagonistas”, lo dijo el Padre Pedro Opeka, misionero de la Congregación de la Misión (padres vicentinos-lazaristas), comentando ante los micrófonos de nuestro colega Marco Guerra, los frutos que ha alcanzado la Comunidad de Akamasoa, en Madagascar.
Esta Comunidad fue fundada hace 29 años atrás por P. Pedro, quien nació en 1948 de padres de origen eslovena, emigrados a Argentina para huir de la dictadura de Tito y que desde hace más de 40 años trabaja en favor de los pobres de la tierra.
Akamasoa, un sueño hecho realidad
“Akamasoa – explica el misionero vicentino – es un proyecto donde nos revelamos contra la injusticia, nos revelamos contra un sistema que había encerrado a los pobres en un mundo de fatalidad. Y nosotros hemos dicho, la pobreza no es una fatalidad, la pobreza la han creado los hombres, los seres humanos, los sistemas, entonces podemos salir de esa pobreza cambiando nuestra mentalidad, cambiando nuestra manera de vivir, reflexionando juntos y pensando en el futuro de los chicos, de los niños y de los jóvenes”.
Akamasoa, un modelo de desarrollo para los pobres
“Reflexionando juntos tomamos decisiones y dijimos – señala padre Pedro Opeka refiriéndose al proyecto Akamasoa – primero tenemos que trabajar y luego educar a los niños y aceptar una disciplina comunitaria. Con el trabajo, con la educación y con la disciplina, se puede vencer la pobreza, se puede vencer el mal, el fatalismo y se puede preparar un futuro mejor con la participación de los pobres, porque los pobres tienen que estar incluidos en los cambios, ya que ellos mismos son los protagonistas”.
Akamasoa, números que hablan de solidaridad
“Este trabajo no es fácil, lo venimos haciendo desde hace 29 años – precisa P. Pedro – pero hemos logrado convencer a más del 80% de los pobres que estaban en un basurero de la calle a cambiar de vida, y a ser responsables de sus vidas y sobre todo de preparar un futuro mejor a sus hijos. Lo hemos hecho y hoy puedo gritar – agrega el misionero vicentino – puedo hablar en cualquier parte del mundo porque detrás de mí, hay 500 mil personas que hemos ayudado en 29 años y otras 25 mil personas que están hoy con nosotros y 30 mil personas que pasan para pedir ayuda puntual todos los años. Es un trabajo donde se ayuda a miles y miles de personas, si hemos podido ayudar a esta escala, entonces se puede ayudar a una escala mayor cuando hay voluntad, cuando hay amor, cuando hay convicción, cuando hay pasión y fe si se puede”.
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