Las inquietudes de San Agustín en el corazón de cada hombre
Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano
Movido por el corazón y el amor, San Agustín, un inquieto buscador de la Verdad, sigue siendo un hombre actual. A distancia de siglos, los que hojean sus Confesiones pueden leer allí sus preguntas, encontrar allí descrito su estado de ánimo perdido ante los acontecimientos de la vida, o vislumbrar aquellos conflictos entre la fe y la razón que parecen insolubles. “"Todo el mundo, al leer las Confesiones, siente que Agustín le presta las palabras -explica el Padre Gabriele Ferlisi, agustino descalzo- y piensa: ‘Pero yo también siento esto’. Y esto porque Agustín hablaba de corazón a corazón".
San Agustín a los jóvenes de hoy
Habiendo experimentado el drama de la búsqueda del sentido y de la verdad, San Agustín está particularmente cerca de los jóvenes de hoy. “Agustín anima a los jóvenes a la búsqueda -afirma el P. Gabriele- y los invita a no poner nunca fin a sus resultados, a ser honestos frente a la Verdad y a aceptarla una vez reconocida”. Buscar con el deseo de encontrar y encontrar con el deseo de seguir buscando (De Trinitate 9,1,1): es una de las máximas más famosas de Agustín, que todavía hoy nos exhorta a no rendirnos en la búsqueda de Dios.
Proyectarse hacia arriba sin desanimarse jamás
“Apuntar siempre alto, nunca desanimarse: este es el consejo de San Agustín - subraya el P. Gabriele - su lema “Canta y camina” define su modo de hacer, que es una sugerencia para nosotros: nunca replegarse sobre uno mismo, siempre proyectarse hacia arriba, siempre estar abierto a la trascendencia de Dios, al corazón de Dios”. Pero, ¿cuál fue el motor de la conversión de Agustín? Concluye el P. Gabriele Ferlisi: “El gran ideal que tocó el corazón de Agustín y que el mismo Agustín propone a los demás es el encuentro con Cristo, el que satisface todos los deseos del corazón humano”.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí