Perdón de Asís: fuente de misericordia que continua a "generar paraíso"
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
Como todos los años, en los primeros dos días de agosto, Asís es una especie de capital mundial de la misericordia por la Fiesta del Perdón que comienza la mañana del primero de agosto y finaliza la tarde del día siguiente. La Porciúncula, una pequeña iglesia dentro de la Basílica de Santa María de los Ángeles, es desde hace 8 siglos una fuente inagotable de perdón. Su historia está estrictamente unida al 2 de agosto de 1216. Es de noche y San Francisco está inmerso en la oración. Ve sobre el altar a Cristo y su Madre, rodeados por una multitud de Ángeles. Entonces Francisco dirige una oración al Padre: "Te pido para que todos aquellos que, arrepentidos y confesados, vengan a visitar esta iglesia, obtengan un perdón amplio y generoso, con una completa remisión de todas las culpas".
Quiero enviaros a todos al Paraíso
Al amanecer de ese extraordinario día de 1216, Francisco se dirige a Perugia (ciudad situada a 24 km de Asís) para encontrarse con el Papa Honorio III, a quien le pide de conceder la indulgencia a aquellos que, después de haberse arrepentido y confesado, van a la Porciúncula.
El Pontífice, antes de dar su aprobación, pregunta por cuántos años debe extender la indulgencia. Francisco le responde que no pregunte "años, sino almas". Una vez de vuelta en la Porciúncula, junto a los obispos de Umbría, anuncia: "¡Hermanos míos, quiero enviaros a todos al Paraíso!". Desde entonces, esta historia de auténtico perdón se renueva para aquellos que reciben la absolución de sus pecados a través de la Confesión, participan en la Santa Misa y visitan la Porciúncula. Entre los eventos relacionados con la fiesta de este año, destaca la presencia extraordinaria en Asís del hábito de los estigmas de San Pío de Pietrelcina.
El mundo necesita perdón
El 4 de agosto de 2016, el Papa Francisco dijo durante su visita a la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís: "El perdón por el que San Francisco se convirtió en 'canal' de la Porciúncula continúa 'generando Paraíso' aún después de ocho siglos" y señaló que “ofrecer el testimonio de misericordia en el mundo de hoy es una tarea de la que ninguno de nosotros puede escapar".
"El mundo - enfatizó el Papa - necesita perdón; demasiadas personas viven encerradas en rencor y engendran odio, porque son incapaces de perdonar, arruinando sus propias vidas y las de los demás en lugar de encontrar la alegría de la serenidad y la paz. Pidamos a San Francisco que interceda por nosotros, porque nunca renunciemos a ser signos humildes de perdón e instrumentos de misericordia".
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