Mons. Tondello pide el cese de violencia en el conflicto agrario de Brasil

Ciudad del Vaticano

Se han registrado en Brasil las primeras víctimas del nuevo año debido a los conflictos agrarios: el sábado, una persona murió y nueve resultaron heridas (dos de ellas de gravedad) en el municipio de Colniza, en el noroeste del estado de Mato Grosso.

Una manifestación de los agricultores, que durante mucho tiempo han estado exigiendo el acceso a la tierra; fue reprimida con sangre. Según las primeras reconstrucciones, los ataques comenzaron en la finca agrícola, propiedad del ex gobernador Silval Barbosa, que había sido ocupada por campesinos, que según algunos testigos estaban desarmados. Uno de ellos, Elizeu Queres de Jesus, de 38 años, murió a causa de los disparos.

Una tragedia anunciada

Según una nota de la Comisión de Pastoral de la Tierra, se trata de una "tragedia anunciada", como ya lo han señalado en varias ocasiones el Foro de Derechos Humanos y el de la Tierra de Mato Grosso (Fdht-Mt), y la propia Comisión, que había "advertido de la inminencia del conflicto en la región, donde 200 familias reclaman el derecho a la tierra".

Problemas no resueltos

Asimismo, el comunicado explica que las víctimas de los ataques armados son agricultores y personas que tienen derecho a esas tierras, en la que han vivido durante varios años, trabajando en los campos y criando animales. En ese contexto, Neri José Tondello, obispo de Juina declaró: "Con gran tristeza anuncio otro derramamiento de sangre en la región noroccidental de Mato Grosso, en el municipio de Colniza. Ha comenzado un año más y los problemas relacionados con la tierra siguen sin resolverse, con el peor resultado posible. ¿Cuántos muertos más necesitamos para resolver los problemas de la tierra?".

El compromiso de la Iglesia con la paz

La Iglesia, añade Mons. Tondello, no se cansará de trabajar por la paz, "fruto de la justicia", especialmente para los que tienen derecho a la tierra: "Condenamos todo tipo de violencia, como un hermano que mata a otro hermano. ¡La lucha por encontrar la verdad debe continuar!", concluye el prelado.