Día internacional del Pueblo Gitano: un largo camino hacia la integración
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
El 8 de abril se celebra el Día internacional del Pueblo Gitano promovido con el objetivo de reconocer la historia, la lengua y la cultura de esta comunidad, haciendo una llamada de atención sobre la discriminación que aún sufre en varias partes del mundo.
Gitanos que sufrieron el terror nazi
La fecha recuerda el primer Congreso Mundial romaní/gitano celebrado en Londres el 8 de abril de 1971 en el que se instituyó la bandera y el himno gitano: la bandera es verde y azul, simbolizando el cielo y el campo, con una rueda de carro roja en el centro que representa los deseos de libertad de circulación más allá de las fronteras establecidas.
El himno, «Gelem, gelem» (anduve, anduve), fue compuesto por Jarko Jovanovic para conmemorar a los gitanos y gitanas víctimas del nazismo: una canción entonada por los sobrevivientes del terror nazi en su camino hacia los campos de concentración que conecta las diferentes tribus del pueblo romaní durante su eterna búsqueda de refugio en toda Europa.
Pensar en su destino y en su historia
Una melodía cantada por los romaníes para hacer que la gente pensara acerca de su destino y su historia, protestando contra su expulsión, exigiendo su derecho a establecerse en una tierra determinada.
Desde la instauración de estos símbolos que refuerzan la identidad y el enorme legado de este pueblo, la celebración de este Día internacional está adquiriendo gran notoriedad, convirtiéndose en la base para desarrollar distintas iniciativas por parte de instituciones que desean dar a conocer los pilares de esta cultura, que concretamente en España, está presente desde el año 1425.
La Iglesia y su responsabilidad pastoral
Teniendo en cuenta la riqueza humana, cultural y espiritual que aporta la comunidad gitana en este país, los obispos españoles son conscientes de la responsabilidad pastoral que corresponde a la Iglesia en el anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo entre ellos, ayudándoles a crecer en la fe y luchar contra la indiferencia religiosa tan extendida en la sociedad actual.
De ahí la importancia de articular propuestas a través de metodologías de evangelización que estén dirigidas al pueblo gitano, que tengan en cuenta la especifidad, el carisma, la tradición y las necesidades de sus miembros. Siempre buscando su integración total, en lugar de la exclusión o el crecimiento de prejuicios sociales.
La riqueza de los valores de un pueblo sufrido
Son muchos los valores que promueven la cultura y la tradición gitana en las sociedades en las que conviven y que al mismo tiempo desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de toda nación.
Por ello, la Iglesia alienta constantemente a todos los agentes de pastoral gitana (sacerdotes, consagrados y cristianos laicos), a intensificar el trabajo comunitario en las parroquias locales y a trabajar juntos en un ambiente marcado por la armonía y la igualdad.
Todavía queda un largo camino por recorrer de cara al pleno reconocimiento de la memoria de este pueblo sufrido; por ello fechas como estas suponen un paso adelante hacia el futuro de la plena fraternidad humana.
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