Obispos Nicaragua: leer la historia actual desde alegría de la pascua
Ciudad del Vaticano
Los obispos nicaragüenses comienzan su mensaje constatando la acción de la Iglesia desde la fe y afirman que “Nuestra fe en Jesucristo muerto y resucitado por nuestra salvación no nos permite quedarnos al margen de los acontecimientos del mundo y para nosotros, de la situación cultural, política, económica, familiar y social del país. El cerrarse egoístamente en la propia comodidad y peor aún, avivar sentimientos de odio entre hermanos, no es evangélico”.
Esta constatación también tiene su fundamento en las enseñanzas del Concilio: “Enseña el Concilio Vaticano II que el mensaje cristiano no debe apartarnos de la construcción del mundo, ni nos lleva a despreocuparnos del bien común; más bien nos obliga a llevar a cabo todo esto como un deber (cf. GS 34)”.
Los Obispos afirman que la fe en Cristo resucitado nos da la clave para vivir la alegría de la esperanza: “Es tarea ardua descubrir el camino de la alegría pascual y conducir a las personas y comunidades a producir el fruto del Espíritu que es la alegría según el evangelio. La tarea es muy exigente, pues supone, descentrarse de uno mismo y anteponer los intereses de los otros y de la nación a los propios”.
Exhortación de los Obispos
Los prelados llaman a construir en una sociedad sufriente. Proponen cinco aspectos urgentes a edificar:
Una Nicaragua donde todos seamos capaces de lograr una visión de cambio que conduzca a una trasformación cualitativa.
Una Nicaragua donde se asuma la centralidad de la persona humana y su dignidad como hijo de Dios.
Una Nicaragua donde respetemos y fortalezcamos la democracia y su institucionalidad.
Una Nicaragua donde se ejerza sin restricciones la libertad de expresión.
Una Nicaragua donde la paz sea fruto de la justicia.
Los Obispos plantean que “En este momento de crisis, los nicaragüenses estamos llamados a establecer acuerdos en materia de justicia que sean duraderos y que se respeten, de tal manera que apoyamos toda iniciativa de dialogo que se haga con buena voluntad y particularmente el esfuerzo que la Santa Sede ha venido haciendo a través de los diversos mensajes que el Papa Francisco nos ha enviado y la presencia del Señor Nuncio como Testigo y Acompañante Internacional”.
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