Migrantes: una herida que clama al Cielo, nadie puede ser indiferente al dolor
“Una herida que clama al Cielo”: es el encabezado del mensaje de la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes de Argentina, que recuerda en este 20 de junio, Día Mundial del Refugiado, a todos los que se han visto y se ven obligados a vivir la dramática experiencia de vida en la que deben abandonar su patria, sus hogares, para poder reencontrar paz y seguridad en otros países.
Nadie puede ser indiferente ante este dolor
“Es una herida que clama al Cielo”, expresan los prelados, y manifiestan su voluntad que su palabra no sea la indiferencia y el silencio. Aún más cuando “se constata que son muchos millones los refugiados y los demás migrantes forzados que piden la protección internacional, sin contar a las víctimas de la trata y de las nuevas formas de esclavitud en manos de organizaciones criminales. ¡Nadie puede ser indiferente ante este dolor!”
De ahí que en esta Jornada Mundial, la Comisión expresa su “cercanía y fraternidad” hacia todos los que se ven obligados a vivir la dramática experiencia de vida en la que deben abandonar compulsivamente su patria, sus hogares, para poder reencontrar paz y seguridad en otros países.
Buscar soluciones que devuelvan al migrante un rostro
“El Pacto Mundial por unas Migraciones Seguras, Ordenadas y Regulares, nos invita a buscar soluciones que devuelvan ‘a la imagen del migrante, un rostro, una historia, una razón por la que ha decidido dejar su tierra - recuerda el mensaje, citando al Papa Francisco. Un migrante no es más humano o menos humano, en función de su ubicación a un lado o a otro de una frontera’”. Los prelados encomiendan a todos los refugiados a la protección de la “Virgen Madre de los Migrantes, para que los cuide y acompañe, los proteja y los defienda, y les haga conocer y sentir que están siempre en el centro del corazón de la Iglesia”.
Por último, ruegan para que la Virgen Madre conceda “a cada uno de nosotros en este dolor de tantos hermanos, el ‘deseo concreto y real de involucrarnos con sabiduría, en vez de permanecer en silencio, a ayudar en lugar de aislar, a construir en lugar de abandonar’”.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí