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Chile. Mons. Atisha Contreras: solidaridad con venezolanos

El obispo de la diócesis San Marcos de Arica, Mons. Moisés Atisha Contreras, realiza un llamado a la comunidad a asumir un compromiso concreto ante la realidad migratoria que se vive en la ciudad y en la diócesis

Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano

Pañales, agua envasada, leche personal con bombilla, toallas húmedas y jugos envasados: son algunas de las donaciones que ha pedido la Iglesia en Arica, Chile, para ayudar a los migrantes venezolanos, niños, mujeres embarazadas, enfermos, que han sufrido la inclemencia del tiempo en la larga marcha desde Venezuela hasta el sur del continente, en medio del clima rígido que en este período del año se vive en América del Sur. Esto porque, tal como nos explicó el Obispo de Arica, Mons. Atisha Contreras, “las personas que llegan desde la frontera norte son las personas más sencillas, con menos recursos”.

Los eventos de los últimos días

A raíz de la decisión del gobierno chileno de solicitar la así llamada “visa de responsabilidad democrática” a los nacionales venezolanos que busquen radicarse en Chile, algunos migrantes que esperaban atravesar la frontera Perú-Chile con la visa de turista, desprovistos de los nuevos requisitos, quedaron unos días varados en el paso fronterizo de Chacalluta, a la intemperie y con la sola posibilidad de usar los servicios higiénicos de la estructura en una suerte de vacío legal, dado que, casi contemporáneamente, el gobierno del Perú también comenzó a exigir el visado, viéndose por tanto imposibilitados de regresar también a dicho país. Las nuevas medidas migratorias comenzaron a regir los días 21 y 15 de junio en Chile y Perú respectivamente. 

"Estaban en la ruta, allí dormían, ancianos y niños, dos- tres días, con acceso a los servicios higiénicos de la frontera chilena, pero estaban al descampado", nos contó Mons. Atisha.  

Fue precisamente gracias a la intervención de la Diócesis de San Marcos de Arica que la semana pasada se permitió el ingreso a familias con menores de edad, y posteriormente, los migrantes accedieron a regresar al consulado de Tacna, en Perú, acompañados por el Obispo para gestionar el visado correspondiente. El último grupo partió este fin de semana. La situación, sin embargo, fue delicada debido a las rígidas condiciones climáticas del desierto del norte de Chile en este período invernal.

Migrantes sin pasaporte: se analiza caso por caso

Entre otras dificultades, muchos de los migrantes no tienen pasaporte, difícil de conseguir en Venezuela, motivo por el cual no pueden tramitar la visa. En relación a las medidas que se están tomando en estos casos, el Obispo explica el consulado de Tacna está “analizando caso por caso”, "interpretando", precisa, “ diría de una manera humanitaria y amplia, cuáles son las condiciones para poder facilitar el ingreso”.

Peligro de atravesar las ferrovías

Por otra parte, algunos migrantes venezolanos han emprendido un recorrido por las ferrovías  que conducen desde Tacna a Arica. Al prelado le preguntamos el motivo de esta decisión y cuáles son los peligros de esta travesía:

“La decisión del por qué, puede ser por desesperación, también por desinformación, pero no podría decir otra razón. Creo que es la desesperación que hace tomar decisiones que son temerarias y riesgosas. Nuestra frontera, aunque ha sido desminada, aún no está 'del todo' desminada, y la dificultad mayor es que si no conocen el camino puedan pasar por un sector donde hay minas todavía, poniendo en riesgo su integridad. Por eso nuestro empeño con los que estuvimos la semana pasada en la frontera es que no tomen ese camino. El camino, aunque puede ser un poco más demoroso, es mejor que lo hagan haciendo los trámites como corresponde”.

El venezolano que llega por la frontera norte es el de menos recursos

En una ciudad de 220 mil habitantes, teniendo en cuenta, tal como narra el prelado que es no es una ciudad “industrial”, sino más bien “de servicios”, para el migrante venezolano que entra por la frontera norte que es “el de menos recursos, el venezolano más sencillo, más pobre” es difícil conseguir trabajo. He aquí que se puede ver en las calles, que “la mayor parte de aquellos que están en las esquinas limpiando los vidrios de los autos cuando hay un semáforo en rojo, son venezolanos”. “Y son grupos de cuatro, de cinco”. El venezolano profesional que ha podido salir de Venezuela – se explaya Mons. Atisha - trata de ir a ciudades como Santiago, por las mejores oportunidades de empleo. Aquí viene el venezolano más humilde, con menos recursos no sólo materiales sino también de habilidades, de cualidades profesionales menores.

Migración tiende a aumentar

Como según el Obispo la situación migratoria tiende a un "mayor aumento”, el prelado concluye la entrevista con este pensamiento:

“Dios fue el primero en migrar, en bajar del cielo para encarnarse: creo que cuando uno experimenta eso, es muy difícil quitar la vista de quien busca mejores destinos, más allá de su propia tierra. Y, haciendo realidad lo que dice san Pablo, recordar que somos 'ciudadanos del cielo': nuestro pasaporte, nuestro carnet de identidad siempre es el mismo: ser hijos de Dios. No tiene otro color ni distinción que el ser hermanos e hijos del mismo Padre. Por ello, en la medida que cada uno pueda, abrir el corazón y las manos a esa realidad, para construir una verdadera fraternidad”.

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02 julio 2019, 10:57