Discernir voluntad de Dios frente a tensiones del proceso sinodal amazónico
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Mauricio López, Secretario Ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) comparte con Vatican News la experiencia de discernimiento que va experimentando el proceso sinodal amazónico.
Discernir. Escuchar la voz de Dios en el proceso sinodal
El amor a Cristo y la búsqueda de la voluntad de Dios fundamentan el discernimiento en San Ignacio de Loyola. Por eso, Mauricio López recuerda que “En los ejercicios espirituales de san Ignacio hay que poner atención al espíritu y en ese sentido es necesario identificar aquello que viene del buen espíritu y nos conduce a tener mayor paz y mayor sentido de vida y aquello que viene del mal espíritu lo que produce división, fragmentación y ruptura”.
Identificar de dónde vienen los movimientos espirituales
La primera actitud es identificar los movimientos espirituales y de dónde vienen. Afirma: “Creo que lo que viene de este proceso sinodal que está en marcha es necesario identificar las voces que se escuchan y tratar de ver de dónde vienen, más allá de los contenidos, que pueden ser muy doctos y muy valiosos. Hay que identificar si conducen a una cosa o a la otra. Aquello que es del buen espíritu hay que acompañarlo, hay que orarlo y aquello que viene del mal espíritu hay que identificarlo para poder ponerle rostro”.
La Constitución Dogmática Lumen Gentium en el número 22 afirma: “El colegio o cuerpo de los obispos, por su parte, no tiene autoridad, a no ser que se considere en comunión con el Romano Pontífice, sucesor de Pedro”.
Este texto plantea tres criterios que dan forma al cuerpo eclesial y que lo sostienen: unidad, caridad y paz. Por eso “es necesario identificar cuáles de estas posiciones y voces contribuyen a dar mayor unidad, caridad y paz alrededor del papa que es el presidente del sínodo; esto es importante para quienes no están en la Amazonía y que se sienten inquietos con algunas posiciones más estridentes. La pregunta necesaria es sobre estos tres criterios: unidad, caridad y paz.
Valorar las voces de los pequeños
El discernimiento hace referencia a la búsqueda de la voluntad de Dios, a la interpretación que la persona hace de la misma y a la respuesta que ésta da a Dios en su vida. Podríamos decir que el discernimiento espiritual es todo un arte que requiere de una sensibilidad especial y también de una práctica constante, que nos abre siempre a panoramas nuevos.
Por eso, Mauricio López afirma con fuerza: “Esto me hace pensar en aquel principio evangélico: ‘Gracias señor porque le has ocultado estas cosas a los sabios y grandes y se las has rebelado a los pequeños’. En este proceso sinodal, que insisto, sigue en marcha, se han consultado a una gran cantidad de representantes del pueblo de Dios. Y en ese sentido, gente que trabaja, que camina en su misión eclesial directamente en una realidad que pide a gritos un acompañamiento mayor, una presencia mayor, un acompañamiento más profético y cercano de sus luchas cotidianas. Estas voces de los pequeños no pueden ser menospreciadas o descalificadas desde una visión que parece más bien de la disciplina dogmática”.
El proceso sinodal no es algo terminado
El mal espíritu crea tretas, trampas para entrar en controversia y no discernir, de manera que genera desconfianza y división. Por eso: “Ante todo hay que decir que el sínodo está en proceso. El sínodo no se puede asumir como algo terminado. El Instrumentum laboris es un documento de preparación; sí, con una gran riqueza de escucha al pueblo de dios. Sí, con un fuerte contenido de discernimiento pero que ha sido aprobado con el Papa Francisco en una expresión de colegialidad con mucha diversidad de representantes y es apenas el insumo que como el grano de trigo deberá morir en ciertos aspectos para dar vida durante el discernimiento sinodal”.
“Descalificar el Instrumentum laboris es despojar al proceso sinodal de su innegable valor de discernimiento y su potencial fuente de novedad, más aún cuando este todavía está en marcha”, afirmó López.
No adelantarse al espíritu
Mauricio López recuerda que “Otra indicación en los ejercicios (de San Ignacio de Loyola) es no adelantarnos al espíritu. Hay que esperar, hay que dejar que las cosas vayan evolucionando al ritmo que el propio Dios vaya marcando”.
Insistió: “Eso esperamos para la asamblea sinodal en octubre, que podamos tener un discernimiento serio, profundo, muy orado, con apertura a la novedad, sin miedo a ella. Con un profundo respeto a las raíces y a toda la estructura doctrinal, pero absolutamente confiados a la voz que se quiere revelar también, en la novedad que Dios trae, sin perder el foco que es la Amazonía, sus pueblos, su vida y su futuro, sabiendo que la periferia siempre ha servido para traer novedad, purificación y luminosidad al centro como aconteció en tantas ocasiones en los evangelios de Jesús”.
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