La reliquia de la Cuna de Jesús regresa a Belén
Ciudad del Vaticano
"La cuna nos recuerda lo que debería ser el corazón de cada cristiano y ese es un lugar simple y humilde, capaz de dar la bienvenida a Jesús". Así lo dijo el padre Francesco Patton durante la misa en la Basílica de la Natividad, donde fue acogida la reliquia de la Santa Cuna donada por el Papa Francisco. Después de haber encendido la primera vela de Adviento, el fragmento fue colocado en una vitrina conservada en la Iglesia adyacente de Santa Caterina.
La reliquia regreso a Belén después de 1400 años, la cual, hasta entonces, había sido guardada en la basílica papal de Santa Maria Maggiore en Roma.
Nuestro corazón es el pesebre
Las celebraciones por tal acontecimiento comenzaron el viernes 29 de noviembre, con una misa en la capilla de Nuestra Señora de la Paz, presidida por Monseñor Leopoldo Girelli, nuncio apostólico en Israel y Chipre y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina. “Ahora nuestro corazón es el pesebre: la cuna sagrada de Dios hecho hombre", afirmó monseñor Girelli.
Misterio de Pascua y de Navidad
Al recibir este regalo "nuestra alegría no puede ser superficial, sino profunda", subrayó el nuncio apostólico durante la homilía. “La reliquia de madera dirige nuestra mirada al Calvario, marcando la unidad entre el misterio de Pascua y de Navidad. La mezcla del amor de Dios hacia la historia de los hombres pasa a través del bosque, que aparece como un bosque de la cruz y como un bosque del pesebre”.
“Ante nosotros, continuó Monseñor Girelli, tenemos un fragmento embellecido porque es acariciado por las tiernas manos de María, por aquellas degastadas de José y tocados por las pequeñas manos del divino recién nacido. El regreso a Belén de esta madera sagrada puede despertar en nosotros el profundo deseo de ser portadores de Dios”.
Acoger con renovado fervor el misterio de Dios
El nuncio apostólico leyó un mensaje del cardenal Stanisław Ryłko, sacerdote de la basílica papal de Santa Maria Maggiore donde se guardaba la reliquia (llamado este "Belén de Roma"), en el que subraya cómo Francisco acompaña este regalo "con su bendición y con los fervientes buenos deseos", y que la veneración permita a los fieles "acoger con renovado fervor de fe y amor el misterio que cambió el curso de la historia”.
Al final de la Misa los fieles presentes tuvieron la oportunidad de venerar la reliquia. el Padre Patton expresó la firme intención de custodiar el fragmento y también de asegurar que "represente a la Iglesia "saliente" y traiga la alegría del Evangelio entre las comunidades cristianas de Tierra Santa para revivir la fe en Jesús».
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