La hospitalidad en el corazón de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
Adelaide Patrignani - Ciudad del Vaticano
El tema y los textos de este año fueron preparados por las Iglesias Cristianas de Malta y Gozo en colaboración con un comité internacional compuesto por representantes del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias.
Acoger al extranjero
Bajo el título "Nos han dado testimonio de una humanidad insólita" (Hch 28,2), el conjunto de estos textos se basa en el pasaje bíblico que relata el naufragio de San Pablo en Malta (Hch 27,18 - 28,10). En la liturgia y las reflexiones de la Semana de oración por la unidad de los cristianos se destacan así varios temas: la hospitalidad, la fe en la Divina Providencia, la reconciliación, el discernimiento, la esperanza, la confianza, la fuerza, la conversión y la generosidad. Se establece así un esquema de celebración ecuménica: cada día de la semana, se proponen extractos de la Palabra de Dios, una reflexión y una oración en torno a uno de los aspectos mencionados anteriormente ("Esperanza: el mensaje de Pablo", "Conversión: cambiar nuestros corazones y nuestras mentes"...).
Además de la necesidad de ser acogedores con otros cristianos, "los cristianos que trabajan juntos pueden hacer más para ofrecer hospitalidad a los muchos migrantes y refugiados que hoy en día se embarcan en un viaje tan peligroso como el de San Pablo", subraya el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Así, esta semana de oración se convierte en una oportunidad para volver los ojos y el corazón al desafío de la acogida de los migrantes.
Más de un siglo de historia
En el hemisferio norte, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por el Rev. Padre Paul Wattson para cubrir el período entre las fiestas de San Pedro y San Pablo (antes de 1960, la Cátedra de San Pedro Apóstol se celebraba en Roma el 18 de enero).
En el hemisferio sur, donde el mes de enero es un período de vacaciones de verano, se prefiere adoptar otra fecha, por ejemplo, en torno a Pentecostés (que fue sugerido por el movimiento Fe y Constitución en 1926), que también representa otra fecha simbólica para la unidad de la Iglesia. Ya en 1894 el Papa León XIII había fomentado la práctica del Octavario de la Oración por la Unidad en el contexto de Pentecostés. Y 70 años después, en 1964, el Decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II (Unitatis redintegratio) alentó la práctica de la Semana de oración por la unidad de los cristianos, subrayando que la oración es el alma del movimiento ecuménico.
Un ejemplo elocuente se había dado unos meses antes en Jerusalén durante el histórico encuentro entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I en Jerusalén. Ambos habían recitado juntos (alternando versículo por versículo, Pablo VI leyendo en latín y Atenágoras I en griego) la oración de Cristo por la unidad reportada en el Evangelio según San Juan, capítulo 17: "Que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado". (Jn 21:17), el versículo esencial de la oración por la unidad de los cristianos, fue pronunciado por el Sucesor de Pedro.
El Cuerpo de San Timoteo en Roma
En Roma, como cada año, el Papa celebrará las segundas vísperas de la solemnidad de la conversión de San Pablo el 25 de enero, al final de la Semana de oración por la unidad de los cristianos. San Francisco presidirá el servicio a las 5:30 p.m. en la Basílica de San Pablo Extramuros.
En la basílica papal dedicada al "Apóstol de las gentes" llegaron el 17 de enero las reliquias de uno de sus más cercanos discípulos y compañero de viaje y de cautiverio: san Timoteo de Éfeso, al que Pablo llama "mi hijo predilecto", dándole muchos consejos, orando por él y confiando en él. Las reliquias de San Timoteo se suelen guardar en la Catedral de Termoli (provincia de Campobasso, en la costa italiana del Adriático). El 26 de enero irán a la Basílica de San Pedro, donde el Papa celebra la misa con ocasión del domingo de la Palabra de Dios. Una presencia significativa: el ejemplo de Timoteo, a quien San Pablo dedicó dos de sus epístolas, animará ciertamente a los fieles a recurrir también a la Sagrada Escritura.
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