Pizzaballa: "En cuarentena redescubrí la oración"
Federico Piana - Ciudad del Vaticano
Monseñor Pierbattista Pizzaballa, Administrador Apostólico "sede vacante" del Patriarcado Latino de Jerusalén, está en cuarentena mientras responde a las preguntas de nuestra entrevista. El coronavirus, relata con marcada serenidad, llevó a Israel a "obligar a buena parte de nosotros, los obispos católicos, a un período de aislamiento de catorce días: algunos volvieron de Italia después de ir a Bari a seguir la "Mediterráneo frontera de paz", el encuentro de los obispos del Mare Nostrum". Una medida cautelar que también impuso la cancelación de la asamblea plenaria de los Ordinarios Católicos de Tierra Santa prevista para el 10 de marzo, cuyo tema era de gran importancia: la admisión de los fieles no católicos a los sacramentos.
Supongo que la decisión de cancelar el encuentro ha provocato dolor...
R. - Se ha pospuesto sine die por razones prácticas, no por elección ideológica, ya que la mayoría de nosotros estamos en cuarentena. El tema aquí es muy sentido: católicos y ortodoxos están mezclados y más del 90% de las familias cristianas son mixtas. El acceso a los sacramentos es un asunto muy práctico, no teórico. En nuestras iglesias todos reciben la comunión, pero el problema no es tanto esto, sino el acceso a los sacramentos como el matrimonio: saber cómo funciona el matrimonio mixto o cómo comportarse para la educación de los hijos. Son aspectos que hasta ahora se han vivido por separado, pero como estamos en una fase en la que las familias están cada vez más mezcladas, necesitamos líneas comunes. Discutiremos esto cuando podamos tener nuestra asamblea plenaria.
¿Cómo se está viviendo la Cuaresma en sus localidades en el tiempo del coronavirus?
R. - En el territorio de la diócesis hay una situación algo esquizofrénica. En Jordania se está viviendo normalmente: empezó una semana tarde porque siguen el calendario juliano, ortodoxo. El desarrollo es regular, con el tradicional Vía Crucis, misas penitenciales, estaciones cuaresmales en las distintas parroquias. Palestina, en cambio, está completamente bloqueada por el coronavirus: las iglesias permanecen abiertas sólo para el culto personal, las misas sólo se permiten a grupos de no más de veinte personas o si se celebran es al aire libre. En Israel es algo intermedio, estamos esperando medidas. En Jerusalén comenzamos con las liturgias del Santo Sepulcro que son centrales no sólo en la diócesis de Jerusalén sino también en Galilea, en Nazaret.
¿Puede este momento dramático que ustedes también está experimentando ser una oportunidad para redescubrir el poder de la oración y la dimensión del ayuno?
R. - Aquí el ayuno se siente mucho y es también un motivo de crítica a Occidente: Occidente hace dietas pero no ayuna. En nuestro país, debido a la tradición oriental y al Ramadán de los musulmanes, el ayuno siempre se ha sentido mucho, es un momento fuerte de la vida cristiana. Y también la oración litúrgica. En este momento en particular insistimos en que los sacerdotes recen mucho con las familias. Intentamos recuperar estos aspectos.
La Cuaresma, vivida en el dramático contexto de la epidemia, puede convertirse en una oportunidad para acercarse a los sufrimientos sociales y políticos que Tierra Santa vive desde hace mucho tiempo...
R. - La política aquí siempre ha dado ocasión para la oración y la conversión. La política, por desgracia, ha tenido durante mucho tiempo muchas deficiencias y ha creado muchas situaciones de sufrimiento: pienso sobre todo en el pueblo palestino. No es una novedad cuaresmal, sino una larga Cuaresma que ha durado años. De todos modos, el período actual es una oportunidad para cuestionarnos realmente.
Personalmente, ¿cómo está viviendo los días de cuarentena que le faltan?
R. - Terminará el próximo viernes. Puedo decir que para mí fue una maravillosa oportunidad para rezar más, para quedarme en casa y hacer cosas que se posponen por demasiados compromisos. Hace bien desacelerar los ritmos. Pude reflexionar sobre lo que está sucediendo en mi comunidad y madurar aún más el sentimiento de solidaridad hacia las víctimas del terrible virus.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí