Covid-19: La hermana Bipendu de la RDC salva vidas en Italia
Jean-Pierre Bodjoko, SJ - Ciudad del Vaticano
Como tantos otros "héroes", la hermana Bipendu se encuentra en primera línea luchando contra el nuevo coronavirus en la parte más afectada de Italia, Bérgamo. Después de trabajar durante dos años en el Apostolado del Mar como voluntaria de la Orden de Malta, se trasladó a Bérgamo donde, según dice, la epidemia la encontró.
Punto de partida
En primer lugar, la tragedia causada por la enfermedad: una cadena de contaminaciones de personas, incluyendo la profesión médica; personas infectadas que sufren solas y en desesperación... La religiosa congoleña sintió así que era más que nunca el momento de poner sus habilidades médicas al servicio de sus semejantes. Pero fue sobre todo el ideal de la vida religiosa, una vida recibida para ser donada, que la llevó voluntariamente a elegir la opción de ayudar a sus hermanos y hermanas en dificultad que, según relató, además de los que han muerto, "experimentan una falta de ayuda y de seguimiento".
Visitando de casa en casa
Conmovida por la situación de sufrimiento de los pacientes y víctimas del Covid-19, la Hermana Bipendu decidió salir a visitar a todas estas personas. Una visita que realizó personalmente casa por casa en la ciudad italiana de Bergamo. Durante estas visitas, ella evalúa el estado de los enfermos. No todos son llevados automáticamente al hospital debido a la congestión de las estructuras de salud, entonces, la hermana Bipendu proporciona los cuidados que responden a la guía terapéutica utilizada en los hospitales.
El ideal religioso, la fuerza motriz del servicio de los demás
Hablando de la motivación de su acción, la hermana Bipendu reconoce que su formación médica tuvo algo que ver. Sin embargo, señala que es sobre todo el hecho de ser religiosa lo que la ha llevado a comprometerse con quienes son vulnerables a la pandemia. Siendo "una religiosa, me he consagrado para donar mi vida a los demás", afirma, asegurando que su competencia y experiencia como médica es un valor añadido para servir a quienes la necesitan de manera aún más eficaz. Son personas desesperadas que necesitan apoyo moral y espiritual.
¿Y el miedo a infectarse?
La hermana Bipendu dice que ella no tiene miedo de ser infectada. Y por una buena razón... un "sí". El que se da a Dios a través del don de sí mismo vivido en el compromiso dentro de la vida religiosa. Ella indica que este "sí" es, en efecto, una fuente de energía que la moviliza para ir a donde el Señor la lleve. Por otro lado, si hay un temor que ella admite sentir, es el de "no poder llegar a la cabecera y ayudar al enfermo".
Por otra parte, la hermana Bipendu admite que desde el advenimiento de esta pandemia, su horario no quedado sin sufrir algunos cambios debido a un compromiso más que total con su apostolado que a veces se realiza "de 8 p.m. a 8 a.m.".
Otra experiencia, la del mar
Si la hermana Bipendu se enfrenta con valentía al enemigo invisible del Covid-19, no es sin haber tenido experiencia previa en apostolados de alto riesgo. De hecho, la religiosa congoleña ya ha trabajado en el apostolado del mar para ayudar a los refugiados y migrantes que cruzan el Mediterráneo. Y el coraje para cumplir esta misión, reconoce, viene de Dios.
Servir también a su país o a su continente
La República Democrática del Congo, como muchos otros países africanos, está atrapada en las redes del nuevo coronavirus. Habiendo visto el daño humano que esta enfermedad es capaz de causar, la Hermana Bipendu expresa el temor de ver a la enfermedad tomar las proporciones que ya ha tomado en Occidente. Siendo inadecuadas las estructuras de salud en África, ella reza para que el Señor detenga los efectos de esta enfermedad en el continente donde ciertamente se teme lo peor. La religiosa, sin embargo, dice que está dispuesta a servir a su país si se lo piden.
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