Cabrejos: “Como San Francisco: cada mañana hay que empezar de nuevo”
Ciudad del Vaticano
“Hemos escuchado el Evangelio donde muestra nítidamente cómo el Ángel le dice a aquellas mujeres, María Magdalena y otras, que ¡Ha resucitado! No está aquí. Él ha resucitado, es un viviente, vayan a Galilea allí lo verán”. Palabras de la homilía del presidente del Celam, y de la Conferencia Episcopal Peruana, Mons. Miguel Cabrejos, en la Misa que presidió ayer Domingo de Pascua. Y afirmó que Cristo con su resurrección inaugura una dimensión existencial distinta, que crea para nosotros un nuevo ámbito de la vida, del ser, del estar con Dios. Una dimensión existencial diferente, y esto, es lo que tenemos que entender, señaló.
En las apariciones del Resucitado según los Evangelistas, señaló el prelado, el Señor se aparece como un ser humano que camina con los discípulos de Emaús, conversa habla, deja que Tomás toque sus heridas, y allí es donde Tomás, dice al verlas, al tocarlas, le sale esa expresión de fe: ¡Señor Mío y Dios mío!. Jesús acepta un trozo de pez asado, para comer y demostrar su verdadera corporeidad, porque afirmó el prelado, Cristo resucitado, no está sujeto a las leyes del espacio, y del tiempo, ha entrado en una dimensión existencial distinta.
Y es que, para que los apóstoles anunciaran el Evangelio, tenían que estar convencidos de la Resurrección de Cristo. Y fueron las mujeres, dijo Mons. Cabrejos, las primeras que dieron el anuncio de la Resurrección, dieron su testimonio al mundo. .
Anta la pandemia que está afrontando la humanidad, el prelado dijo que las mujeres, tienen un papel importante en la familia, de protección y custodia de sus hogares, tomando y haciendo tomar a la familia las medidas restrictivas sanitarias. El coronavirus no es un juego, afirmó Mons. Cabrejos, es una triste realidad que pasamos en el mundo de hoy. Y pidió a Dios que proteja a las mujeres del feminicidio, un fenómeno muy frecuente en América Latina.
“Veamos a la mujer como Cristo veía a su Madre, a la samaritana, a María Magdalena, con una mirada de misericordia, de ternura, si queremos ser discípulos de Jesús debemos irradiar la fuerza del amor del Resucitado”.
Cristo nos invita a renacer cada día, a ser mejores, a dejar atrás el pasado. Decir como San Francisco, dijo, “cada mañana hay que empezar de nuevo”. Y ante el temor y la incertidumbre que nos agobia en estos tiempos de pandemia, Mons. Cabrejos, expresó que debemos vencerlos, llenándonos de valentía, ser firmes y unidos. Unidos como familia.
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