Los más pobres de Bangkok, polvorín de la pandemia
Federico Piana – Ciudad del Vaticano
Casas que se desmoronan, construidas con materiales de desecho y amontonadas unas junto a otras. Miles de personas pobres, niños y adolescentes casi siempre en la calle que muy a menudo ni siquiera pueden ir a la escuela. Aquí se encuentra el mayor barrio de chabolas de Bangkok, capital de Tailandia. Se llama Khlong Toei y si la pandemia lo afectara duramente podría convertirse en una bomba bacteriológica difícil de desactivar.
Posible exterminio de gente pobre
Hasta ahora los contagios no son preocupantes, al menos mirando los datos oficiales. "En toda Tailandia el Gobierno ha difundido el número de dos mil quinientas personas infectadas, pero si el virus se arraigara en los barrios pobres, sería una masacre", denuncia el Padre Alessandro Brai, Superior de los Misioneros Javerianos en el país, que desde hace tiempo se ha comprometido, junto con muchos de sus hermanos, a evangelizar y apoyar materialmente a los desafortunados habitantes de Khlong Toei. "Mi mayor temor – admite el Padre Brai – es la falta de higiene y la imposibilidad de poder mantener un distanciamiento social útil para contener el contagio. Hay demasiada promiscuidad aquí".
Estructuras sanitarias no preparadas
Se han tomado algunas contramedidas: desinfección de las habitaciones y calles. Pero obviamente eso no es suficiente. El barrio de chabolas sufre de la falta crónica de instalaciones sanitarias adecuadas: "Hay hospitales, algunos buenos, otros no tanto. Pero el verdadero problema es que, si el coronavirus se propagara, no podrían gestionar el tratamiento para una población tan numerosa", explica el Padre Brai, que no oculta el hecho de que, incluso ahora, el acceso a los centros de salud para los indigentes de Khlong Toei puede representar una enorme dificultad.
El amor incondicional de la Iglesia
La Iglesia continúa incansablemente esparciendo el bálsamo del amor y la caridad sobre las heridas de esta población que sufre. Los Misioneros Javerianos, en apoyo de la diócesis local, dirigen actividades de formación humana, centros de ayuda moral y apoyo económico. El Padre Bray entra en detalles:
Y explica que con la llegada de la pandemia, la distribución de alimentos por parte de la Iglesia no se ha detenido, sino que ha aumentado exponencialmente: "Sobre todo porque incluso los que tenían un trabajo lo han perdido con los cierres impuestos por el Gobierno para evitar el contagio y necesitan más ayuda”. Y prosigue:
Las celebraciones de Pascua a puertas cerradas
El Padre Brai también nos dice que en toda Tailandia las misas se celebran sin la presencia de los fieles y que las propias celebraciones de Pascua se hicieron a puertas cerradas:
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