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Arquidiócecis de Dili prepara trabajo pastoral para dar ayuda material y espiritual

La Arquidiócesis de Dili, en Timor Oriental, ha creado un grupo de trabajo pastoral especial para llevar asistencia material y espiritual a las personas necesitadas debido a la pandemia del coronavirus.

Lisa Zengarini-Ciudad del Vaticano

La nueva iniciativa fue anunciada el 28 de abril por el arzobispo de Dili Monseñor Virgilio do Carmo da Silva durante una reunión con el Primer Ministro José Maria Vasconcelos y sigue la decisión del Primer Ministro de prorrogar por otros 30 días las restricciones impuestas el 21 de marzo contra el contagio, tras el primer caso en el territorio.

El grupo de trabajo especial está compuesto por una docena de sacerdotes y religiosos con experiencia en psicología y medicina y trabajará en estrecha colaboración con la Caritas local para la distribución de la ayuda. El equipo - explica a la agencia Ucanews, el padre Angelo Salsinha - también contará con el apoyo de varios religiosos en los hospitales que brindarán apoyo espiritual a los pacientes.

Monseñor Carmo da Silva señaló que para hacer frente a la emergencia los obispos también han decidido destinar los fondos ofrecidos por la Iglesia coreana para la construcción de una nueva nunciatura en Timor Oriental a la compra de artículos de primera necesidad para las familias más necesitadas.  El obispo también reiteró el pleno apoyo de la Iglesia a las nuevas medidas decididas por el gobierno tras el aumento de los casos registrados en el país, que se elevaron a 24 en un mes.  En este sentido, instó a todos los ciudadanos timorenses a "disciplinarse" para "romper la cadena de contagio". El arzobispo también pidió al gobierno que respetara su compromiso de garantizar 100 dólares a cada familia afectada por la emergencia del Covid-19.

La Arquidiócesis de Dili tiene seis toneladas de arroz, aceite y leche para distribuir a las familias pobres en sus más de 30 parroquias. Los alimentos también se distribuirán a las viudas y a los vendedores ambulantes de frutas y verduras que ya no pueden viajar a la capital para vender sus productos. El resto será llevado a otras parroquias en dificultades en el país.

Mientras tanto, para limitar el contagio, una religiosa canosiana decidió tomar aguja e hilo para coser mascarillas y animar a la población a usarlas. Muchos timorenses - explica a la agencia Ucanews la hermana Guilhermina Marcal, - todavía no las llevan y no respetan las distancias de seguridad. Hasta ahora ha cosido mil de ellas.

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30 abril 2020, 16:20