Chile. Arquidiócesis de Concepción consolida su pastoral migrantes
Ciudad del Vaticano
La oficina en la Casa de la Parroquia Santa Madre de Dios, en la Arquidiócesis de Concepción, en Chile, asiste a migrantes los lunes y los miércoles. Esta atención es realizada por la Hna. Carmen y por el P. Erwin Lagos. Se les da asistencia sobre su situación migratoria, alimentos, oferta de empleos y ropa. La oficina, según un comunicado hecho público por la Conferencia Episcopal de Chile, está “tratando de responder lo mejor posible y con las limitaciones que afrontan la hermana Carmen y el Padre Erwin. Lo importante, escribe en el comunicado el padre Erwin, es que “la persona del migrante sienta una buena acogida y tenga un tiempo para ser escuchado en su propia historia”, servicio clave dijo el padre, que merece que se aumente de otro día más la asistencia a los migrantes.
En el comunicado agradecen la ayuda del trabajador social del centro de Salud Familiar, Cesfam Juan Soto, Renzo Serri, quien “entrevistó a 11 migrantes, ya preseleccionados, para postular a un Bono Solidario, principalmente como ayuda en el tema del pago de arriendo de habitación. Dichos Bonos ya fueron entregados a estas familias. Los montos fueron de $120.000.-, $100.000.- y $80.000.-, diferenciados de acuerdo al informe socioeconómico”.
Corriente de solidaridad
En el comunicado, el padre Lagos detalla el flujo constante de alimentos perecibles y no perecibles, de hermanos de la comunidad parroquial, de laicos de otras comunidades, de particulares, etc. Todo, escribe, se ha ido entregando a las personas que llegan y se ha ido compartiendo con diferentes parroquias que están sirviendo a los migrantes.
El Padre Lagos agradeció además el servicio de base de laicos comprometidos con esta causa. Tratando de ayudar en todo lo posible a los migrantes y ayudándoles a acondicionar sus hogares, con ollas, colchones, muebles en desuso, etc. Incluso la Comunidad Parroquial que se dedica a conseguir cocinas, lavadoras, estufas, refrigeradores, los arregla y los da a los migrantes.
Por último el padre Erwin recuerda que en los “últimos años se ha contado con el valioso servicio de las Casas de Acogida, por un lado y la Casa de las Hermanas de María Inmaculada, que funcionó por mucho tiempo e hizo mucho bien a mujeres migrantes, por otro lado, la Casa de la Parroquia Santa Madre de Dios, que hasta febrero de este año cobijó migrantes. Ahora, tenemos el regalo de un Albergue, una respuesta, desde el evangelio a la emergencia que estamos viviendo por causa de la Pandemia. Un Templo se ha abierto como un lugar digno de acogida, es la Madre de Dios que ofrece el amparo, es la Madre Iglesia que recibe a sus hijos e hijas”, señaló por último.
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