Filipinas. 21 días de oración por la “curación nacional”
Ciudad del Vaticano
“No cedamos al desánimo y a la tristeza, vayamos al encuentro de la Virgen, nuestra Madre, confiemos en Ella y busquemos consuelo”. Así lo declara el Arzobispo de Lingayen-Dagupan, Filipinas, Monseñor Sócrates Villegas, a través de un comunicado publicado en el sitio web de la Conferencia Episcopal de Filipinas, donde convoca a unirse 21 días en oración. Dicha iniciativa comenzará hoy, 16 de julio, Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, y finalizará el 5 de agosto, en la celebración de la Dedicación de la Basílica de Santa María Mayor.
Con María, nunca estamos solos
Las tres semanas de oración se dedicarán a la “curación nacional” del país, abrumado por mil desafíos, incluido el de la pandemia de coronavirus. En una carta a los párrocos de la Arquidiócesis, Monseñor Villegas destaca el sentimiento de “impotencia y desánimo” que se cierne sobre el país y destaca cómo la emergencia sanitaria y los “disturbios sociopolíticos” hacen que la gente se sienta “incapaz de hacer algo, de comprender cómo ser discípulos del Señor”. De ahí la invocación a la Virgen María porque “si nos aferramos a Ella -señala el Arzobispo- nunca estaremos indefensos”.
Arrepentimiento para ser sanados
Asimismo, Monseñor Villegas explica el sentido del número 21 que se refiere “a los veintiún actos de rebelión de los israelitas después de la liberación de Egipto”: “Hoy nos encontramos en estado de rebelión contra Dios y por ello vemos las consecuencias de nuestro pecado - añade el prelado - debemos arrepentirnos, si queremos ser sanados”.
Concretamente, durante los 21 días de la iniciativa, en cada misa se recitará el Acto de consagración del país a la Virgen y la “Oración de curación nacional”. También se fomenta la recitación de los mismos textos litúrgicos en las familias, al final del Rosario diario.
El 5 de agosto, el último día de la iniciativa, a las 11 de la mañana, se celebrará una misa solemne en la Basílica de Nuestra Señora de Manaoag. “Debido a los límites impuestos por la pandemia -subraya el arzobispo filipino- sólo estarán presentes en la basílica los sacerdotes diocesanos y los religiosos. Sin embargo, la misa se transmitirá por streaming y se anima a los fieles a participar a través de las plataformas de medios sociales disponibles”.
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