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Mogavero: nosotros, hijos indignos de una civilización que conocía la pietas

La reflexión del Obispo de Mazara del Vallo, después de la desgracia de la costa de Libia, la peor del año 2020, en la que murieron 45 migrantes. Hay una conspiración, hecha de silencios y omisiones - dice - que está ensangrentando este mar

Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano

En el naufragio donde murieron las 45 personas, en el peor naufragio de 2020, hay retrasos y omisiones de asistencia: La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) atribuyen cualquier responsabilidad a los Estados que, con su comportamiento inaceptable, ponen "vidas humanas en situaciones de riesgo evitables". Tras la enésima desgracia frente a la costa libia, el pasado 17 de agosto, las dos organizaciones expresan su dolor y angustia por la muerte de estas personas, piden que se revise el enfoque político de la gestión del socorro en el Mediterráneo y denuncian "la ausencia de programas de búsqueda y rescate dedicados y dirigidos por la UE". Sin una intervención en este sentido, el riesgo es seguramente que se produzcan más tragedias.

La conciencia humanitaria ha sido callada

Pero, ¿dónde está hoy la Europa de los derechos? La cuestión sigue siendo planteada por algunos. "Cuanto más avanzamos, peor van las cosas, se estèa atenuando la conciencia humanitaria hacia estas personas que intentan salvarse", Monseñor Domenico Mogavero, obispo de Mazara del Vallo, una ciudad siciliana que domina el Mediterráneo y no es ajena a los desembarcos, es una voz que se hace oír. "Lo trágico es que mientras Europa e Italia, por desgracia, están vigilando, Libia y Malta parecen encontrar todos los resquicios para devolver a los campos de detención a aquellos que, pagando, intentan llegar a nuestras costas para devolver la esperanza a sus vidas. Hay una conspiración, hecha de silencios, pero también de graves omisiones, que realmente están ensangrentando este mar, más allá de cualquier expectativa".

El Mediterráneo, ya no es más el Mare Nostrum

Monseñor Mogavero siempre ha señalado al Mediterráneo como "el último bastión de libertad que ven tantos migrantes", hoy, en cambio, el obispo lo define como el "mar del mal". "Me resulta difícil declararlo Mare Nostrum, cuando veo cómo se convierte cada vez más en una tumba de dimensiones incalculables. Aquí nos enfrentamos a un genocidio que se está consumiendo ante nuestros ojos, mientras tomamos nuestras vacaciones en agosto, y estamos totalmente desinteresados. Ni siquiera el más terrible naufragio del año 2020 es ya noticia, leemos el título distraídamente, sin ninguna recriminación, sin ninguna protesta, sin ninguna forma de rebelión y resistencia moral a un estrago del que todos, más o menos, nos hacemos cómplices cuando guardamos silencio".

Las ONG sólo pueden denunciar, los gobiernos actúan

Por lo tanto, cualquier llamamiento de organizaciones como la Acnur o la OIM estará destinado a no tener repercusiones, porque el prelado añade: "no hay voluntad política de los gobiernos". Estas organizaciones internacionales sólo tienen el poder de hablar, de denunciar, pero no tienen ningún medio eficaz para obligar a los gobiernos a actuar de acuerdo con las exigencias del derecho natural, del derecho internacional, del derecho del pueblo, de las pietas humanas". Esa pietas que tenían los romanos, pero que hoy en día ya no pertenece a esta sociedad, porque nosotros -concluye Mogavero- "somos hijos indignos de una civilización legal, de una civilización humana, que tendría otras perspectivas que indicar a nuestra época, a nuestro país y a la Europa unida".

 

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21 agosto 2020, 13:36