Argentina. Padre Bachi: un corazón seducido por su pueblo
Ciudad del Vaticano
El padre Basilicio Brítez, más conocido como el padre Bachi, murió el pasado 29 de agosto, luego de 3 meses de internación en la Clínica San Camilo, a causa del COVID-19. Fue durante 20 años párroco de la comunidad de San Roque González y compañeros mártires en el barrio Almafuerte, más conocido como Villa Palito en la diócesis de San Justo en Argentina, el mismo lugar que vio crecer a Bachi.
Nacido en Villa Rica (Paraguay) en 1968, se trasladó a la Argentina en 1971 junto a sus padres. Recién llegados al país, vivió en una villa de emergencia cerca de las barrancas de Belgrano en la ciudad de Buenos Aires. Su padre era zapatero y su madre empleada doméstica.
Durante la última dictadura militar argentina, la villa en la que vivía Bachi y su familia fue erradicada, y tuvieron que trasladarse al barrio Almafuerte, en el partido de la Matanza, en las periferias de la ciudad de Buenos Aires.
Fue ordenado sacerdote en el 1997, y dos años después el padre Bachi fue nombrado párroco de la Iglesia de Villa Palito, su barrio, a la que dedicó su ministerio durante 20 años. Allí trabajó por la urbanización del barrio y estableció el Hogar de Cristo, institución de la Iglesia argentina para la recuperación de adicciones de los jóvenes más vulnerables. Formó parte del Equipo de Sacerdotes de Villas de Buenos Aires y fue miembro de la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia, de la Conferencia Episcopal Argentina.
“Bachi es un hombre de Iglesia. Se metió el barrio en el corazón y desde el corazón metió al barrio en el corazón de la Iglesia” dijo Monseñor Eduardo García, obispo de la diócesis de San Justo, en la misa celebrada vía streaming por su fallecimiento.
El padre José María “Pepe” Di Paola, miembro del Equipo de Sacerdotes de Villas de Buenos Aires, durante la Misa en recuerdo del padre Bachi expresó: “Recuerdo, hace muchos años, antes que se iniciara el Hogar de Cristo, haberlo visitado en Palito. Yo estaba en la Villa 21 y vi cómo estábamos trabajando en sintonía. Y cómo caminando por las calles de Palito lo iban a abrazar, a saludar, a pedir cosas y él respondía con una tranquilidad y una paz que le eran muy propias. Esa imagen me quedó para siempre. Después, cuando lo fui conociendo más, pude ver grandes cosas: su riqueza espiritual, la paz que transmitía a todos incluso en momentos difíciles”.
En una carta dirigida a Monseñor Gustavo Carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires y Vicario para las villas de emergencia, Papa Francisco expresó su cercanía y oración “en este momento de dolor y tristeza de todo el pueblo de Dios que vive en los barrios y en las villas del Gran Buenos Aires”, por la muerte del padre Bachi.
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