Argentina: el 8 de diciembre, XXIV Encuentro del Pueblo de Dios
Isabella Piro - Ciudad del Vaticano
“María pura y limpia, ilumina nuestra esperanza”: este será el lema del XXIV Encuentro del Pueblo de Dios, que se celebrará el 8 de diciembre, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, en Argentina. El evento está organizado por la Arquidiócesis de Corrientes y tendrá lugar en la parroquia de la ciudad de Concepción del Yaguareté Corá, según modalidades específicas debido a la pandemia Covid-19. En vistas del encuentro, el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, insta a los fieles a reflexionar, rezar y compartir las etapas preparatorias del evento. "Invito a todos los fieles a participar - dijo el prelado en un mensaje de vídeo.
"Que las parroquias, comunidades, movimientos, instituciones, grupos, niños y jóvenes, adultos, ancianos y enfermos nos acompañen con sus oraciones. Nadie se siente excluido - añade Monseñor Stanovnik - los que están felices y en paz, los que están tristes y angustiados, los sacerdotes, los consagrados, los diáconos y los seminaristas. Que el Espíritu Santo ensanche nuestros corazones y los llene del deseo de prepararnos para este encuentro para celebrarlo todo juntos", subrayó aún el prelado.
Las fases preparatorias del encuentro serán dos, explica el arzobispo de Corrientes: la primera, que se extiende desde el 12 de octubre hasta el 15 de noviembre, consistirá en el envío de material para la reflexión, la oración y el intercambio a todos los participantes. La segunda etapa, en cambio, ya cercana al encuentro del pueblo de Dios, tendrá lugar un triduo de oración.
En cuanto a la fecha del 8 de diciembre, Monseñor Stanovnik recuerda que fue elegida por dos razones: la primera es porque este año se celebra el bicentenario del primer bautismo que tuvo lugar en la parroquia de Concepción, y la segunda es porque ese mismo día se clausura el Año Mariano Nacional, que comenzó el 8 de diciembre de 2019.
Que la Virgen esté siempre "en el centro de nuestras oraciones y reflexiones", concluye el prelado, que nunca “falte la alegría y la esperanza entre nosotros”, para que vivamos de manera feliz y fecunda el “Encuentro del Pueblo de Dios”.
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