Arzobispo de Oviedo: “somos parte de un pueblo, no sólo de nuestra parroquia”
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Hoy, 8 de noviembre, trigésimo segundo domingo del Tiempo Ordinario, en España se celebra el Día de la Iglesia Diocesana bajo el lema: “Somos lo que tú nos ayudas a ser. Somos una gran familia contigo”.
“Se trata de una celebración muy importante porque en ella tomamos conciencia de que pertenecemos a un pueblo, que no estamos únicamente en el rincón de nuestra parroquia o movimiento eclesial, sino que la Diócesis es espacio de la Iglesia Universal, es un territorio concreto y que lleva adelante una historia determinada, es el hogar en donde mi fe se celebra, donde mi fe también es educada y catequizada, donde la fe es igualmente testimoniada”. Es la definición que ha hecho en los micrófonos de Vatican News el Arzobispo de Oviedo en España, Monseñor Jesús Sanz Montes, OFM.
Mons. Sanz además define esta celebración como “una ocasión y no como un pretexto”, para tomar esta conciencia de que pertenezco a un pueblo, el pueblo Santo de Dios: “Es un reclamo a asomarme con el sentido de pertenencia a esta comunidad de la que yo formo parte desde el día de mi bautismo”.
Redescubrir en medio de la pandemia cuanto necesitamos de la iglesia como lugar de encuentro
El prelado español, por otro lado, señala como la comunidad cristiana no ha estado el margen de esta pandemia, sino que ha podido expresar de muchos modos y con increíble creatividad, la cercanía hacia las personas, especialmente a las más vulnerables. También ha sido un momento para redescubrir cuánto necesitamos de la iglesia como lugar de encuentro con Dios y con los hermanos y es por eso que a los católicos les ha “dolido en el alma” el ayuno de la eucaristía y otros sacramentos que habitualmente recibíamos y dábamos por supuesto. Además, considera que vivir en este momento de pandemia nuestra vocación cristiana y la labor caritativa que lleva delante la Iglesia “es una ocasión preciosa que no debemos desaprovechar”.
Estamos llamados a ser limosna viviente: dar y darnos
También recuerda los tres gestos que nos identifican como cristianos: “el gesto de la liturgia - con la que oramos y recibimos los sacramentos -, el gesto de la formación - a través de la catequesis en todas las edades - y el gesto de la caridad - con el que hacemos una comunidad cristiana de bienes y testimoniamos la caridad y la justicia junto con la paz”.
Por último, asegura que la comunidad cristiana se sabe llamada a vivir la limosna, pero aclara que la limosna “no es simplemente la entrega de unas monedas, un donativo que podemos dejar en el cepillo de la parroquia, sino que la limosna principal y verdadera somos nosotros mismos”. “La limosna más importante es la entrega en la caridad, en la que se incluye lógicamente también el compartir económico, la comunión cristiana de bienes, pero es también mi tiempo, mis talentos, todo aquello que me identifica como persona y como cristiano”.
Es por ello – concluye – que en esta Jornada por la Iglesia Diocesana estamos llamados “a ser limosna viviente, a darme y no únicamente a dar cosas concretas y puntuales”.
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