Abrazar la espiritualidad de la ecología integral

El Director de la Pastoral Social Caritas, de la Diócesis de Puntarenas, Costa Rica, y miembro del Comité Ejecutivo de la Remam, padre Luis Carlos Aguilar, hace un balance a Vatican News sobre los frutos que dejó el Sínodo de los Obispos para Amazonía. Y dijo es necesario "abrazar una espiritualidad de la ecología integral, a fin de promover el cuidado de la creación. Para alcanzarlo debemos ser una comunidad de discípulos misioneros mucho más participativa e incluyente".

Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

Vatican News entrevistó al director de la Pastoral Social Caritas, de la Diócesis de Puntarenas, en Costa Rica, padre Luis Carlos Aguilar Badilla, quien recordando el sínodo para la Amazonía dijo: “Octubre del 2019 para América Latina y El Caribe resultó ser un mes lleno de esperanza en torno al cuidado de la Casa Común: se llevó a cabo la primera Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos de la Región Panamazónica en el Vaticano. Y, en Mesoamérica (bioma conformado por los países de Centroamérica, Belice y México) estaba gestándose la Red Eclesial Mesoamericana (REMAM), a los pies de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México. Heredando, resignificando y asumiendo toda la experiencia trazada por la REPAM”,  

Frutos

A un año del Sínodo Amazónico, el padre Aguilar dijo que es importante resaltar elementos pedagógicos desde la acción pastoral como: la escucha y la construcción de nuevos caminos a la conversión integral, conversión pastoral, conversión cultural, conversión ecológica y la conversión sinodal. El paso de una noción convencional de la ecología a una vivencia auténtica de la ecología integral que implica una conversión para asumir que todo en la creación “está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la Madre Tierra”. (Cf. Laudato Si, 92)

“Dicha comprensión de la vida, tan arraigada en la sabiduría ancestral de los pueblos amazónicos, invita, desde una cultura del encuentro, a “buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”. (Laudato Si, 139)”, señaló.

Desde esta perspectiva, el director de la Pastoral Social Caritas, dijo que el camino pedagógico de la conversión que conduce a la vivencia de una auténtica ecología integral de la Iglesia en la Panamazonía, tiene que considerar, al menos, cuatro aspectos: El cuidado del bioma y su biodiversidad; el cuidado de los saberes ancestrales de los pueblos originarios; la transición hacia una economía ecológica y los procesos de educación y espiritualidad ecológica en el contexto amazónico.

Alcanzar la conversión ecológica

La conversión ecológica requiere avanzar en una conversión epistemológica para percibir la realidad de la estructura y dinámica de la Amazonía con lentes de complejidad que conducen a las profundidades de la espiritualidad. Dios habla en la biodiversidad, recordó el sacerdote, su Palabra encarnada requiere de la articulación e interacción de seres diferentes que expresan la grandeza y magnificencia de su amor. “El fin último de las demás criaturas no somos nosotros. Pero todas avanzan, junto con nosotros y a través de nosotros, hacia el término común, que es Dios, en una plenitud trascendente donde Cristo resucitado abraza e ilumina todo”. (Laudato Si, 83).

Cómo concientizar a los jóvenes hacia el cuidado de la casa común

El miembro del comité fundacional de la Remam, dijo que los “los jóvenes presentes en todo el territorio. Son jóvenes con rostros e identidades indígenas, afrodescendientes, ribereños, extractivistas, migrantes, refugiados, entre otros. Jóvenes residentes de zonas rurales y urbanas, que diariamente sueñan y buscan mejores condiciones de vida, con el profundo deseo de tener una vida plena. Jóvenes estudiantes, trabajadores y con fuerte presencia y participación en diversos espacios sociales y eclesiales”.

El sacerdote, retomando la Exhortación Querida Amazonía, señaló que esos jóvenes viven realidades “tristes como pobreza, violencia, enfermedades, prostitución infantil, explotación sexual, uso y tráfico de drogas, embarazo precoz, desempleo, depresión, trata de personas, nuevas formas de esclavitud, tráfico de órganos, dificultades para acceder a la educación, salud y asistencia social. Muchas de estas situaciones son producto de la “cultura del descarte”: los jóvenes son sus primeras víctimas.

La cultura del descarte

Sin embargo, dijo sobre la cultura del descarte, esta cultura puede impregnar tanto a los jóvenes como a las comunidades cristianas y a sus responsables, contribuyendo de este modo a la degradación humana, social y medioambiental que aflige nuestro mundo. Para la Iglesia se trata de una llamada a la conversión, a la solidaridad y a una renovada acción educativa, para hacerse presente de modo particular en estos contextos de dificultad. Los jóvenes que viven en estas situaciones también tienen recursos valiosos que compartir con la comunidad y nos enseñan a afrontar el límite, ayudándonos a crecer en humanidad. Es inagotable, dijo, la creatividad con la que la comunidad animada por la alegría del Evangelio puede llegar a ser una alternativa al malestar y a las situaciones de dificultad. De este modo la sociedad puede hacer experiencia de que la piedra que desecharon los arquitectos puede convertirse en piedra angular.

Cómo concientizar a los gobernantes hacia el cuidado de la casa común

En cuanto a los gobernantes, Aguilar Badilla dijo que “la Iglesia se compromete a promover la vida social, económica y política orientada a la justicia, la solidaridad y la paz. Esto requiere el valor de ser la voz de quienes no la tienen ante los líderes mundiales, denunciando la corrupción, las guerras, el tráfico de armas, el narcotráfico y la explotación de los recursos naturales, e invitando a la conversión a quienes son responsables de todo ello. Desde una perspectiva integral, esto no puede separarse del compromiso por la inclusión de los más frágiles, construyendo caminos que les permitan encontrar respuesta a sus necesidades y contribuir a la construcción de la sociedad”.

Además, recalcó la urgencia de detener la explotación ilimitada de la “casa común” y de sus habitantes. Una de las causas principales de la destrucción en la Amazonía, señaló,  es el extractivismo predatorio que responde a la lógica de la avaricia, propia del paradigma tecnocrático dominante (cf. LS 101). “Ante la situación apremiante del planeta y de la Amazonía, la ecología integral no es un camino más que la Iglesia puede elegir de cara al futuro en este territorio, es el único camino posible, pues no hay otra senda viable para salvar la región. La depredación del territorio viene acompañada del derramamiento de sangre inocente y de la criminalización de los defensores de la Amazonía”, expresó apoyándose a la Exhortación Apostólica “Querida Amazonía”.

Por último, el miembro del comité ejecutivo de la Remam dijo que la defensa de la vida de la Amazonía y de sus pueblos requiere de una profunda conversión personal, social y estructural. La Iglesia está incluida en esta llamada a desaprender, aprender y reaprender, para superar así cualquier tendencia hacia modelos colonizadores que han causado daño en el pasado. En ese sentido es importante que seamos conscientes de la fuerza del neo-colonialismo que está presente en nuestras decisiones cotidianas y el modelo de desarrollo predominante que se expresa en el modelo creciente de agricultura de monocultivo, nuestros modos de transporte y el imaginario de bienestar desde el consumo que vivimos en la sociedad y que tiene implicaciones directas e indirectas en la Amazonía. Ante ello, desde un horizonte global, aun escuchando las voces de iglesias hermanas, afirmó por último, queremos abrazar una espiritualidad de la ecología integral, a fin de promover el cuidado de la creación. Para alcanzarlo debemos ser una comunidad de discípulos misioneros mucho más participativa e incluyente.

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03 noviembre 2020, 10:33