Comisión Ecuatoriana Justicia y Paz: delincuencia campea entre impunidad y corrupción
Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
“La delincuencia callejera que atraca y comete delitos de poco valor, sicarios que matan por un precio, así como ‘delincuentes de cuello blanco’ que desvalijan las arcas nacionales… tienen a la ciudadanía en estado de shock, dominada por el miedo y la angustia, sin saber qué hacer ni cómo proceder.” Con esta palabras se presenta el nuevo número de la publicación “Con los ojos fijos en Él en la realidad y la fe” de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz.
Bajo el título “Delincuencia desbordada, institucionalidad anulada”, la comisión de la Iglesia ecuatoriana hace una profunda reflexión sobre la delincuencia, que va más allá de las fronteras ecuatorianas y se refleja en muchas naciones de América Latina golpeadas por este flagelo.
“El Estado tiene la potestad de administrar y garantizar la seguridad y la paz ciudadana, para lo que debe canalizar, a través de sus instituciones, las herramientas legales, los protocolos y mecanismos operativos para que la ciudadanía se sienta segura y viva en paz. La Justicia debe estar en el centro del ejercicio del poder para responder eficaz y diligentemente en la seguridad al pueblo. Justicia que a más de sancionar con todo su peso también debe reparar al afectado”, se lee en el texto como premisa indispensable para atajar la urgencia.
La Comisión de justicia y paz afirma que en realidad existe “sólo un sentimiento de abandono” y se pregunta ¿qué hacer para enfrentar la inseguridad que afecta y actúa en todo el tejido social?. Y no puede ser “responder a la violencia con más violencia” asegura el artículo ante las voces que promueven el libre uso de armas, endurecer las penas, reinstaurar de la pena de muerte o incitar a la justicia por propia mano.
“Poner en vigencia ‘la ley del Talión’, el ‘ojo por ojo y diente por diente’ busca suplir la falencia de las instituciones encargadas de la Seguridad y la administración de la Justicia, tarea fundamental del Estado, cuya crisis pone en peligro su propia validez y legitimidad”, subraya la nota.
La reflexión reconoce que ante la impotencia hablan las “voces de dolor, indignación, miedo, desde la experiencia de ser víctimas o posibles futuras víctimas”. Pero también se escuchan las voces de “politiqueros populistas que quieren con estas propuestas ganar el favor de la ciudadanía”. De allí el cuestionamiento a un Estado que existe, no obstante su incapacidad de cuidar el orden y bienestar de la población.
En este contexto, la Comisión ecuatoriana de Justicia y paz recuerda que un Estado con instituciones solventes, éticamente incorruptibles, confiables a toda costa, respetables por sus acciones apegadas a la Constitución y las leyes, como dice el Papa Francisco sembrará “un sistema social que procure generar una cultura que actúe y busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social” .
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