Año Santo Jacobeo. Monseñor Barrio: tiempo de gracia y de bendición
Anna Poce - Ciudad del Vaticano
"La Casa del Señor Santiago abre sus puertas a todos los hombres". Así lo expresó Monseñor Julián Barrio Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela, el 31 de diciembre, al abrir la Puerta Santa de la Catedral de Santiago, durante una ceremonia litúrgica rica en simbolismo, con la presencia -se lee en la página web de la archidiócesis- del Nuncio de Su Santidad, monseñor Bernardito Auza, la del cardenal emérito de la capital española, monseñor Antonio María Rouco Varela, así como la de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Santiago, además de otros arzobispos y obispos. Tras la procesión ceremonial, monseñor Barrio golpeó con un martillo la Puerta Santa para entrar en la Basílica compostelana y presidir en el Altar Mayor la Eucaristía.
“He llamado a la puerta de la misericordia, convencido de que al que llama se le abre”, indicó el arzobispo. “Ya ha comenzado el Año Santo”, dijo el arzobispo, “en unas circunstancias especiales que hemos de afrontar con la esperanza cristiana que “es audaz y sabe mirar más allá de la comodidad personal de las pequeñas seguridades y compensaciones que acortan el horizonte para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más digna”.
“¡Santo Apóstol! - exclamó - haz que desde aquí se fortalezca la esperanza que ayuda a superar la preocupación angustiosa por el presente, y el escepticismo que dificulta el ejercicio de la caridad". Es tiempo para rezar, amar, salir al encuentro de los demás con obras de misericordia, revitalizando la fraternidad que “permite reconocer, valorar y amar más allá de la cercanía física”, procurando que las personas pobres y las más vulnerables tengan siempre la preferencia”.
El arzobispo en su homilía explicó cómo el don del Año Santo es acogido “para despertar en nosotros la capacidad de ver lo esencial en medio de lo prescindible y descubrir la grandeza del amor y de la misericordia de Dios que nos busca y acoge a cada uno, nos llama a convertirnos y a superar el miedo que no es propio de quien se siente amado”.
“El Año Santo no es una huida espiritualista – precisó - sino un compromiso para discernir cristianamente la realidad, en medio de la crisis antropológica, espiritual, cultural y sanitaria en la que se han visto radicalmente sacudidas las certezas fundamentales que conforman la vida de los seres humanos”. “Hacer presente a Dios es un bien para la sociedad”.
La Casa del Señor Santiago, por lo tanto, abre sus puertas a todas las gentes, siendo “un hogar para testimoniar al mundo actual la fe, la esperanza y el amor al Señor y a aquellos que Él ama con predilección” para afianzar la cohesión de la sociedad y procurar a la actividad cotidiana del hombre un sentido más profundo, al impregnarla de una significación más elevada, “evitando el debilitamiento de los valores espirituales, y el deterioro de la moral y del sentido de responsabilidad”.
Agradeciendo al Papa Francisco su mensaje y a todas las autoridades que han contribuido a la celebración del Año Jacobeo 2021, Monseñor Barrio concluyó, esperando que Santiago de Compostela pueda convertirse en "una ciudad de infinitas referencias para innumerables pueblos".
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