Panamá. Asamblea de Obispos: más equidad y no bajar la guardia contra Covid
Ciudad del Vaticano
Los Obispos panameños realizaron la Asamblea Anual Ordinaria y contaron con la participación Luciano Russo, Nuncio Apostólico, “quien nos ha hecho sentir cercano al Santo Padre Francisco”, dice el comunicado.
Testimonio de una Iglesia viva
En el comunicado los Obispos dan testimonio de las múltiples acciones que el pueblo de Dios ha emprendido para enfrentar la actual crisis que vive el país con problemas como la pandemia, el dolor de los enfermos y sus familias, así como aquellos huérfanos, jóvenes en conflicto, población en situación de calle y migrantes.
Los prelados subrayan las respuestas eficaces: “Hemos constatado (…) la respuesta creativa e iluminadora de una Iglesia viva, que no se intimida ni paraliza ante la crisis. Constatamos un clero cercano (…) Contamos con un laicado valiente y voluntario que participa del programa de auditoría social, aportando para vigilar y garantizar que la ayuda gubernamental llegue a quienes debe estar destinada, y no se convierta en clientelismo político (…) Se ha consolidado una Pastoral Social, a través del servicio a damnificados, huérfanos, jóvenes en conflicto, a migrantes agobiados por la soledad y población en situación de calle”.
Llamado al pueblo de Dios: no bajar la guardia
En el comunicado los Obispos expresan: “Instamos al Pueblo de Dios y a las personas de buena voluntad, a que no bajemos la guardia: debemos seguir asumiendo con la mayor responsabilidad nuestro cuidado personal y el de los otros, y el esfuerzo de todos logrará frenar y evitar el contagio de un virus tan agresivo como el Covid-19”.
También llaman a los fieles a respetar, durante las celebraciones, todas las normas de bioseguridad establecidas por las autoridades sanitarias.
Ética y transparencia
El comunicado hace referencia a tener un “firme propósito ético en la distribución y aplicación de la vacuna, aplicando las medidas que eviten que el más poderoso y el más influyente pase por encima de los demás, para garantizarse las dosis suficientes para sí y los suyos; o que la misma se convierta en fuente de enriquecimiento desmedido”, y llaman a que la aplicación de la vacuna se realice priorizando a las poblaciones más vulnerables y marginadas del país.
El comunicado fija su atención en la transparencia y la rendición de cuentas “en el uso de los recursos y dineros públicos” (…) No solo porque es un deber de los gobernantes y la sociedad política, sino porque el no hacerlo despierta la desconfianza del pueblo, tan necesaria en estos momentos, y da pie al morbo y a las malas prácticas políticas que tanto daño hacen a la institucionalidad del país”.
Educación
Una de las áreas que más han sufrido en las actuales circunstancias es la educativa, afirma el comunicado: “Uno de nuestros pecados sociales está en la crisis de la educación nacional, que condena a una parte importante de nuestra niñez y nuestra juventud a abandonar la escuela o a ver truncados sus anhelos de progreso y de una vida mejor”.
A esta realidad se suma, afirman los obispos, la situación de una parte de la población escolar que no tiene acceso a las tecnologías de la era digital, por esta razón: “Es una prioridad la atención especial de aquellos niños y adolescentes carentes de los equipos tecnológicos y del acceso a internet para seguir las lecciones virtuales, que se complica aún más sin padres ni tutores que los acompañen”. Los Obispos tienen presente a los niños y jóvenes con discapacidad y el deber de la sociedad de incorporarlos al proceso de aprendizaje.
Desigualdad y exclusión
Los prelados ponen en evidencia que “La pandemia ha puesto en evidencia y agravado los problemas sociales, especialmente la desigualdad y la exclusión de grandes sectores, históricamente marginados del progreso y desarrollo económico nacional” y llaman a “garantizar un nuevo modelo económico que en su aplicación permita un desarrollo más equitativo, seguro y eficaz, para los que habitan este Istmo panameño”. El comunicado finaliza haciendo un llamado a mantener “abiertos caminos hacia el diálogo, la tolerancia, el respeto mutuo y la solidaridad”, garantías de una vida en paz y fraternidad.
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