Patriarca Pizzaballa: la salvación está en el encuentro personal con Dios
Ciudad del vaticano
"Hoy venimos aquí a llevar nuestra laboriosa experiencia ante la Virgen de Nazaret y a preguntarnos qué podemos aprender de lo que hemos vivido", es lo que dijo el patriarca Pizzaballa y añadió: la respuesta a todo consiste en escuchar y cumplir la Palabra de Dios.
"La fe y la vida deben hablarse mutuamente", explicó, y hoy, día en el que celebramos "el sí de María que permitió a Dios irrumpir en la realidad del mundo, asumiendo nuestra misma carne", la Encarnación nos dice cuánto ama Dios a la humanidad.
Nos salva el encuentro personal con Dios
"El mundo nunca ha sido una isla feliz: problemas de todo tipo, injusticias, divisiones, guerras, enfermedades, están ahí hoy como en el pasado y siempre -añadió monseñor Pizzaballa-. Pero todo esto no ha impedido en absoluto el cumplimiento del plan de Dios en un mundo así. Su deseo de salvación no se detuvo por nuestra desobediencia: se hizo uno de nosotros, porque nos amó como somos".
Para el Patriarca latino de Jerusalén se trata de "vivir en la certeza de que este mundo, por muy herido y ofendido que esté, sigue siendo el Lugar en el que Dios se manifestó y en el que nos encontró, y en el que todavía hoy nos encontramos con Él". Pero si "cada vez más a menudo, y sobre todo en este último año, en la escuela, en el trabajo e incluso en la Iglesia", ha habido más encuentros virtuales que reales a causa del bloqueo, y si la tecnología ha permitido mantener un mínimo de sociabilidad, "no es a través de la tecnología como nos encontraremos con el Señor". "No serán las misas virtuales las que nos salven, ni tampoco las redes sociales, sino el encuentro personal con Él", dijo monseñor Pizzaballa.
Encontrar en la vida personal y comunitaria la presencia de Dios
El patriarca añadió que "el misterio que hoy celebramos es también una invitación... a encontrar en la propia vida, personal y comunitaria, como es, los signos de la presencia de Dios, el lugar donde podemos encontrarlo", que "necesitamos recuperar una mirada positiva y serena sobre la Iglesia y el mundo, que sigue habitado por su presencia" y que "el mal, el dolor, la injusticia y nuestra soledad no pueden ser la única voz que nos interpela".
"En este mundo, en esta sociedad, en esta Iglesia, estamos invitados a pronunciar nuestro 'sí' a Dios que nos llama para su plan de salvación -subrayó monseñor Pizzaballa-. Un 'sí' que luego se traduce en una acción concreta y positiva por el bien y por la justicia". En su homilía, el Patriarca latino de Jerusalén señaló también que es el Espíritu Santo el que da a los hombres "la capacidad de captar en los diversos pasajes de la historia la obra de Dios" y que hoy más que nunca hay "necesidad de testigos que nos ayuden a afrontar los hechos de la vida con esperanza y confianza", de una comunidad de creyentes "con una mirada libre y serena sobre la vida del mundo, sin miedo y deseosa de construir y promover el bien y la justicia".
Mirar hacia Tierra santa
Finalmente, Monseñor Pizzaballa tuvo un pensamiento para Tierra Santa. "Necesitamos confiar en el Espíritu, que da a nuestra Iglesia la capacidad y la determinación de llevar a cabo su Palabra -señaló-. Demasiado a menudo, de hecho, nos encerramos en nuestros propios problemas, que se convierten en nuestro único horizonte. Siempre estamos tan atrapados en los pequeños asuntos de la vida, en las cosas por hacer, o incluso en los grandes proyectos, que olvidamos lo esencial: la existencia sólo tiene sentido si se abre al amor". El Patriarca Latino de Jerusalén concluyó su homilía pidiendo a la Virgen de Nazaret que acompañe y sostenga a la Iglesia de Tierra Santa y la haga fructificar con una vida nueva y alegre para el bien de todos.
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