Bolivia, Asamblea de Obispos: "Reforzar la democracia con la cultura del encuentro"
Ciudad del Vatican
La denuncia de "una democracia débil" y el llamado a "apostar por una cultura del encuentro y la integración": así inauguró ayer monseñor Ricardo Centellas, presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia (CB), la 108° Asamblea Plenaria de los obispos, en curso hasta el 16 de abril, organizada en parte de forma presencial, en la "Casa Cardenal Maurer" de la Arquidiócesis de Cochabamba, y en parte de forma virtual, con los prelados en videoconferencia. "La democracia boliviana se tambalea, carece de apoyo institucional, no respeta la dignidad de la persona, ni la búsqueda del bien común y no promueve la complementariedad entre todos -subrayó el prelado en primer lugar- Parece que fuera un fin, cuando en cambio es un medio para lograr el desarrollo integral de todos los bolivianos". De ahí la exhortación a las instituciones a "buscar un pacto social a través del diálogo y el consenso", para "encontrar lo que realmente necesita Bolivia", en lugar de "aprovechar los pocos recursos disponibles".
La "cultura del encuentro fraterno y de la integración" fue, por tanto, recordada por Monseñor Centellas como "fuerza y plataforma de unidad, especialmente en este tiempo de pandemia". "Debemos apoyarnos y colaborar entre nosotros", insistió el prelado, "porque la división, por cualquier motivo, nos destruye". Asumamos, en cambio, la responsabilidad de caminar juntos".
Mirando entonces la historia del país, el presidente de la CEB recordó, con pesar, que "durante años Bolivia ha estado paralizada en su desarrollo integral" por "demasiados conflictos, continuas expresiones de violencia y actitudes contradictorias que no han ayudado a profundizar nuestra cultura de convivencia pacífica y familiar". En el país, señaló Monseñor Centellas, vivimos una verdadera "inversión de valores, donde se aprovecha la mentira para defender intereses particulares". Pero ésta es "la peor esclavitud" que existe, porque "cuando no se reconocen verdades objetivas ni principios universalmente válidos, las leyes se entienden sólo como imposiciones arbitrarias y obstáculos que hay que evitar".
La 108ª Asamblea Plenaria, por tanto, deberá reflexionar sobre este contexto, abordando, en particular, el tema del "servicio que la Iglesia ofrece en el campo de la educación, forjando líderes capaces de dar su vida por el bien del pueblo". Lograr "una educación integral y centrada en la persona" debe ser, por tanto, la principal misión de la Iglesia, reiteró el presidente del Ceb, para que cada persona, "en coherencia con los principios humanos y cristianos", pueda aportar "una contribución positiva a la sociedad para apoyar la construcción de un mundo más fraterno, solidario y humano".
Finalmente, señalando que la Asamblea se celebra "en tiempo de Pascua", Monseñor Centellas concluyó su intervención con una invitación a "dejarnos iluminar por Cristo para encontrar la verdad, ser libres y resucitar todo lo que está muerto, paralizado, bloqueado", para "generar compromisos comunitarios a favor de la justicia, la paz y la fraternidad que se manifiesta en la solidaridad". "Sembrar vida donde otros siembran muerte" fue el llamamiento final del prelado, invitando a todos "a cuidar, defender y promover la vida con dignidad, sin distinciones de ningún tipo, ya sean culturales, políticas o religiosas, especialmente en defensa de los más necesitados, los crucificados de este tiempo".
Los obispos bolivianos también recibieron el saludo de Monseñor Angelo Accatino, Nuncio Apostólico en el país, enviado a través del Padre Febin Sebastián, Encargado de los asuntos de la propia Nunciatura. Tomando como referencia la Encíclica "Fratelli tutti" del Papa Francisco, el padre Sebastián recordó que, en tiempos de pandemia, Bolivia y el mundo viven "una nueva fraternidad en la debilidad": el coronavirus, de hecho, para algunos "ha significado abrirse a los hermanos, hacerse más solidarios, abandonar el individualismo y convencerse de que Dios nos ha dado a los demás no para destruirnos y dividirnos, sino para construir juntos una comunidad mundial donde la diversidad no sea un obstáculo para la unidad y donde la unidad no sea sinónimo de uniformidad". Por ello, la Iglesia "no puede ni debe permanecer al margen en la construcción de una sociedad fraterna", sino "colaborar en la construcción de un mundo mejor", "respetando la autonomía de la política". "En nombre del Nuncio -concluyó el padre Sebastián-, espero que la Plenaria fortalezca y consolide la colegialidad episcopal".
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí