Perú. Administrador de Iquitos: la pandemia ha fragmentado al país
Renato Martinez - Ciudad del Vaticano
“La Iglesia sigue preocupándose por los más desfavorecidos para combatir la pandemia, implementando plantas de oxígeno y dando alimentos a los más necesitados, elevando su voz en las realidades de injusticia o de dificultad, ahí donde el Estado no tiene en cuenta a estas personas”, lo dijo el Padre Miguel Fuertes Pietro, O.S.A., Administrador Diocesano del Vicariato Apostólico de Iquitos, Perú, comentando la actual situación de la pandemia del coronavirus en el Perú, donde hasta este viernes 9 de abril, había alcanzado 1.628,519 casos positivos según el Ministerio de Salud de este país sudamericano, con un incremento del 3.33% de letalidad del virus y donde hasta la fecha la campaña de vacunación aun no ha alcanzado a la gran mayoría de la población.
Un país fragmentado por la pandemia
R.- La situación actual de la pandemia en el Perú está bastante fea, se está viviendo de modo fragmentado, se va dando por regiones, incluso no en la entera región sino por ciudades y pueblos. Pero hay lugares donde la emergencia está desbordado los hospitales y las camas de las unidades de cuidados intensivos (UCI), están bastante desbordados.
En la Amazonía, aquí en Iquitos y Loreto, los contagios han bajado bastante porque empezó antes, como el año pasado, también aquí está segunda ola comenzó antes que en el resto del Perú. Por ejemplo, en la región Ucayali, que su capital es Pucallpa la situación está bien fea, incluso hay varios sacerdotes enfermos y hay algunos, unos tres en UCI, en esa parte está atacando muy fuerte el coronavirus.
Las dificultades en la campaña de vacunación
R.- En cuanto a las vacunas pues han habido dificultades en el Perú, por el caso del “Vacunagate” que el anterior Presidente y la Ministra de Salud y otras personas, otros funcionarios se vacunaron sin decir nada a la población y a escondidas. Eso ocurrió también en Iquitos, aquí se dio las vacunas para las personas de “Pensión 65”, es decir, para las personas que cobran un bono mensual, que tiene más de 65 años, pero no hicieron bien la campaña y no se presentaron todos. Luego dijeron que vengan todas las personas que tengan más de 70 años, al principio no hubo mucha gente pero después tuvieron que decirle a mucha gente que las vacunas se terminaron. Ayer y hoy están suministrando la segunda dosis para todas estas personas que vacunaron, pero es una mínima cantidad dentro de todo el espectro de personas que deberían estar siendo vacunadas. Sobre todo los adultos mayores que son los más vulnerables.
También en Iquitos ha habido un “Vacunagate”, puesto que algunas dosis fueron retiradas y algunas fueron llevadas a casas albergue de ancianos. Pero otras dosis fueron para “personas especiales”, entre comillas lo de especiales, alguien en la DIRESA o donde tomaron las decisiones, pues decidió a quiénes se les llamaba para vacunarlas, incluso varias personas menores de 70 años y sin función pública, y aunque tengan función pública tampoco eso les da el derecho a ser vacunados antes que los demás. Entonces, no hay perspectivas, por lo menos así oficiales, de cómo va a seguir la vacunación por lo menos aquí en Iquitos y Loreto.
La Iglesia cerca de los más desfavorecidos
R.- Ante la pandemia, la Iglesia sigue preocupándose por los más desfavorecidos, hemos comprado una planta de oxígeno que espero que la siguiente semana ya comience a funcionar. También tramos de estar cerca de la población, sobre todo pensando en la gente del rio, en los más alejados. Por ello, hacemos escuchar nuestra voz continuamente antes de las realidades de injusticia que se dan, pues como siempre hay más atención al centro de la ciudad, y a quiénes tienen más posibilidades, y ahí estamos cerca de la gente.
Por supuesto, seguimos atendiendo en la parroquia, el párroco que es médico, el padre Raimundo, con todas las demás cosas que conlleva eso de la atención a la gente necesitada, seguimos dando cantidades de almuerzos o comidas a lo largo de la semana a diferentes personas y bueno siempre preocupados y atentos para alzar la voz allí, donde vemos que hay alguna dificultad o que el Estado, el Gobierno, no tiene en cuenta a estas personas.
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