Argentina: La comunidad organizada en la villa 21/24
Por Lucas Schaerer
La crisis civilizatoria se expresa de manera insólita. Este es el caso de un comedor comunitario creado hace más de dos décadas por la Parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé y que este fin de semana fue ocupado ilegalmente.
Justo en momentos de extrema necesidad alimentaria, por los altos niveles de desocupación y una incesante suba de precios de los alimentos, un grupo de personas ocupó ilegalmente el comedor comunitario “Nuestra Señora de Luján” bloqueando la entrega de alimentos que lleva más de una década en el asentamiento Magaldí, frente al Riachuelo, el río más contaminado de la Argentina.
Ante el dramático conflicto en las villas porteñas la respuesta es en comunidad y organizada. Por ello desde la Parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé en la Villa 21/24 salió la procesión, con la estatua de la Virgen de Luján a la cabeza. Detrás iba Gustavo Carrara, Obispo auxiliar y vicario para la Pastoral en las Villas, junto al párroco local, Lorenzo Vedia, más conocido por “Toto”, Guillermo “Willy” Torres de la Villa 31, los curas de Caacupé Facundo Rivero y Ramiro Terrone, el párroco en Ciudad Oculta, Gastón “Tonga” Colombres, y otro sacerdote por fuera de la villa, Sebastián García del Sagrado Corazón.
Las campanas de la Capilla Señor de los Milagros del Maillín sonaban este miércoles 2 de junio, pasada las cinco de la tarde cuando el sol ya estaba en el ocaso. En la esquina de la calle Luna y Orma se colocó el humilde altar y el equipo de sonido donde tomó el micrófono el párroco Vedia: “Celebramos la gran organización social y unidad de este barrio porque el protagonista en esta misa es la comunidad de la Villa 21/24 y Zabaleta. Además, agradecemos a Dios porque en esta pandemia también se contagió la solidaridad y la organización social con distintos sectores incluyendo militancia política, social como los comedores, hogares, grupo de enfermeras para la pandemia, cuerpo de bomberos voluntarios de la villa (justo en su día) y por supuesto como intención que podamos volvamos abrir el comedor de ‘Nuestra Señora de Luján’”.
Por su lado, Monseñor Carrara reflexionó acerca de la fe que nos compromete con los demás: “La comunidad sabe organizarse, para tender la mano, cuidar la vida y si algo caracteriza a este barrio 21/24 y Zabaleta es como la comunidad se organiza de distintas maneras. Una de ellas como los comedores comunitarios. Rezamos de manera especial porque quienes trabajan en los comedores comunitarios de nuestros barrios, aquellos que son esenciales en estos tiempos de pandemia, aunque muchas veces son invisibles y recién le está llegando la vacuna cuando debería haber sido mucho antes. También rezamos de manera especial por todos los que han entregado su tiempo, cariño y amor para ponerse al servicio de los hermanos y hacemos una petición especial a Dios porque queremos que la Parroquia Caacupé vuelva a cocinar allí en el comedor en Luján como lo venía haciendo”.
La presencia de los vecinos podría haberse cuadruplicado, pero hubo una baja convocatoria como resguardo a la pandemia y otros que seguían manteniendo la solidaridad activa. Por ello quienes se acercaron eran casi todas referentes mujeres que fueron presentándose al micrófono diciendo su grupo parroquial, movimiento popular, o aquellos funcionarios como el defensor del Pueblo porteño, Alejandro Amor, entre otras autoridades gubernamentales.
“Un Estado presente y una comunidad organizada en lo social es el camino para el bien de todos especialmente de los más necesitados. Si dejamos la cancha libre damos espacio al punterismo. Nos costó que hubiera elecciones en el barrio (la llamada Junta Vecinal). El punterismo no respeta la organización, no sirve, si nos organizamos el punterismo no tendrá espacio para sus intereses personales o grupales”, agregó el párroco Vedia quien citó el famoso libro “Martin Fierro” (un poema gauchesco): ‘los hermanos sean unidos esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier parte que sea. Porque si entre ellos se pelean los devoran los de afuera’. No nos peleamos entre nosotros, el mal es el virus, el hambre, la injusticia el odio egoísta de algunos”.
Es absurdo la ocupación de un comedor parroquial, con veinte años de vida, primero ubicado en el sector de Tres Rosas de la Villa 21, y luego trasladado por obras al asentamiento Magaldí. Sin embargo, la forma de enfrentar el problema no fue con violencia sino misa y luego la procesión hasta el comedor.
Juan Isasmendi, párroco de Madre del Pueblo en la Villa 1-11-14, aseguró que todo el equipo de villas “acompaña y apoya a la parroquia Caacupé y a su comunidad. Estamos juntos cuando más necesitamos. Como dice el Papa Francisco que todos seamos hermanos, este es un signo de fe, de Dios, por esta intención para que Dios abra las puertas del comedor para seguir alimentando a la gente”.
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