España: el 7 y 8 de junio reunión de obispos sobre los derechos de los presos vulnerables
Isabella Piro - Ciudad del Vaticano
Presidido por Monseñor José Cobo, responsable del sector, el acto abordará el drama de la limitación de los derechos de los presos en tiempos de la pandemia de Covid-19, así como la realidad de categorías especiales, como las mujeres, los ancianos y los enfermos graves, obligados a estar entre rejas. Por último, se dedicará una atención especial a las muertes en prisión, sus causas y posibles reclamaciones.
Hasta la fecha, en España, el Covid-19 ha causado más de 3,7 millones de infecciones y más de 80 mil muertes. Por ello, el bloqueo establecido por las autoridades ha impuesto, ya en los últimos meses, el cierre de las prisiones a personas ajenas a ellas, salvo a los agentes de custodia y al personal sanitario. En consecuencia, se suspendieron todas las entrevistas personales de los detenidos con sus familiares, y sólo se les permitió hablar con sus seres queridos por teléfono o por carta. También se revocó la entrada de paquetes desde el exterior y se redujeron los talleres de producción y la enseñanza para los reclusos. También se interrumpieron las celebraciones religiosas, ya que se prohibió el acceso a los capellanes de la prisión.
Muchas de ellas, sin embargo, han permanecido activas, reavivando su misión junto a los presos: por ejemplo, han abierto direcciones de correo electrónico donde recoger mensajes de apoyo y solidaridad con los presos, dándoles, en caso de necesidad, incluso ayuda económica; o han enviado ayudas litúrgicas a los presos, para que puedan vivir la celebración de la misa a distancia, a través de televisiones autorizadas. De este modo, los presos percibían la cercanía de la Iglesia, incluso desde el exterior.
Cabe recordar que el 8 de noviembre de 2019, recibiendo en audiencia a los participantes del Encuentro sobre Desarrollo Humano Integral y Pastoral Penitenciaria Católica, organizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Papa Francisco reiteró que "toda la Iglesia está llamada a operar permanentemente la misericordia de Dios a favor de los más vulnerables e indefensos en los que el mismo Jesús está presente", porque "sobre esto seremos juzgados." "La situación de las cárceles -añadió el Pontífice- sigue siendo un reflejo de nuestra realidad social y una consecuencia de nuestro egoísmo e indiferencia sintetizados en una cultura del descarte. De ahí la invitación del Papa a "superar la estigmatización de quien se ha equivocado" y la exhortación a no excluir nunca el horizonte de la mirada del preso, porque "nadie puede cambiar su vida si no ve un horizonte".
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