Escuelas residenciales indígenas de Canadá: la reconciliación en el centro
Lisa Zengarini - Vatican News
En Canadá, las diócesis están tomando cada vez más iniciativas para responder a la tragedia de las escuelas residenciales indígenas, que ha resurgido tras el descubrimiento de cientos de tumbas anónimas en diversos lugares donde estuvieron estos institutos. Tras publicar hace unos días un documento en respuesta a las preguntas formuladas por muchos fieles sobre esta página oscura de la historia del país, que también pone en tela de juicio las responsabilidades de la Iglesia, la archidiócesis de Toronto ha anunciado tres nuevas iniciativas correspondientes a otras tantas prioridades. Se trata de proyectos educativos destinados a informar al clero y a los fieles sobre el "trágico legado de los internados"; de iniciativas para proporcionar apoyo psicológico y espiritual a los sobrevivientes y a los que todavía sufren los traumas heredados de las generaciones que vivieron esta experiencia; y del lanzamiento de una campaña de recaudación de fondos para financiar "los esfuerzos de curación y reconciliación en curso".
"Aunque la archidiócesis no administra escuelas residenciales", se lee en un comunicado, "tenemos la responsabilidad de dar pasos que sean realmente significativos para caminar con las comunidades indígenas en el camino de la reconciliación y ayudar a sanar el trauma sufrido en el sistema de escuelas residenciales". La Iglesia de Toronto explica que ha creado grupos de trabajo abiertos a las aportaciones de las comunidades indígenas para entender cómo ayudar y orientar estas intervenciones.
Los proyectos educativos y el apoyo ofrecido
Los proyectos educativos pretenden concienciar sobre cómo esta tragedia sigue afectando a los pueblos indígenas y promover una mayor "comprensión de la espiritualidad indígena". En cuanto al apoyo psicológico y espiritual, se propuso la creación de "círculos de curación, asesoramiento personal o de grupo, talleres, sesiones de escucha, servicios de oración y reconciliación". En cuanto a la financiación de este proceso de curación y reconciliación, la archidiócesis ya ha creado el fondo "Healing & Reconciliation" para aquellos que han expresado su deseo de contribuir ahora, a la espera de que se concreten los detalles en las próximas semanas. Las donaciones pueden hacerse en línea, por teléfono o en las parroquias.
Hechos “imperdonables”
Aunque reconoce que el camino de la reconciliación llevará años, la archidiócesis de Toronto reitera, en palabras de 1991 de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada de Canadá, que la violencia y los abusos perpetrados en los internados indios son "imperdonables e intolerables" y que la sola existencia de estas instituciones fue una violencia.
Se calcula que entre 1883 y 1996, 150.000 niños indios fueron arrancados de sus familias y obligados a asistir a internados federales como parte de la política del gobierno federal de asimilación de las poblaciones nativas. En 2015, tras siete años de investigación, la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Canadá publicó un informe en el que se detallaban el maltratamiento y las malas condiciones en las que se obligaba a vivir a estos niños, muchos de los cuales -al menos 4.000- murieron de enfermedades, hambre, frío y otras causas que aún no se han aclarado.
En las últimas semanas, los obispos canadienses han intervenido en varias ocasiones para expresar su solidaridad y la voluntad de la Iglesia de colaborar con las Primeras Naciones en la búsqueda de la verdad y la justicia. Una invitación a las autoridades políticas y religiosas de Canadá a "comprometerse humildemente en un camino de reconciliación y curación" fue también dirigida por el Papa Francisco en el Ángelus del 6 de junio, tras el caso del internado de Kamloops, en la Columbia Británica.
Cabe mencionar también que del 17 al 20 de diciembre una delegación de los pueblos indígenas de Canadá estará en el Vaticano para reunirse con Francisco. A la visita asistirá un grupo de "Ancianos/Guardianes del Conocimiento", (“Elders/Knowledge Keepers”) sobrevivientes de internados y jóvenes de todo el país, acompañados por un pequeño grupo de obispos y líderes indígenas.
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