Czerny: “El obispo diocesano es el principal promotor de la pastoral migratoria”

Ciudad del Vaticano

El subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el cardenal Michael Czerny, ha hecho ver el papel del Obispo en la pastoral de la movilidad humana en México: “el obispo diocesano es el principal promotor de la pastoral migratoria” y debe asumir tres tareas principales: “investigación y reflexión, organización y misión”, según ha informado Prensa Celam.

Czerny explica que el obispo debe abordar las actitudes y prácticas a ser llevadas a cabo en el campo de la migración y refugio, partiendo de la necesidad de tomar conciencia de lo que es esta realidad, punto previo fundamental para un análisis “a luz de la fe, de la Palabra de Dios, de la razón humana y del magisterio pontificio y episcopal”.

Además, ha insistido en la necesaria definición de funciones y responsabilidades, en la elaboración de un plan pastoral y en la formación de agentes de pastoral. “Se trata de responder a los signos de los tiempos, reflexionando sobre la situación de México”, cuya situación “se ha agravado, así como su rol, como país, es actualmente más relevante, por lo que requiere una especial atención y gestión del episcopado mexicano”.

Mayor necesidad de emigrar, pero con más obstáculos y riesgos

Por último ha abordado la realidad de la pandemia y sus consecuencias y el endurecimiento de las políticas migratorias de EE. UU y México, “que ha generado mayor necesidad de emigrar, pero con más obstáculos y riesgos para realizarlo y menos probabilidades de lograrlo”.

“Estamos ante un nuevo perfil de migrantes, convirtiéndose México en país de destino. Ello demanda respuestas de las diócesis mexicanas: llegar a los migrantes amenazados de expulsión en Estados Unidos e incrementar la pastoral inculturada en los Estados Unidos con los migrantes” señala Czerny.

Además, recuerda que ésta es una necesidad urgente dado que “los Gobiernos de la región se están alineando a una política anti-migrante”, ante lo que la voz de la Iglesia “puede ayudar a favorecer la solidaridad, la fraternidad cristiana en un ambiente que está tendiendo a ser excluyente, xenófobo”.