En Tierra Santa se rezó por quienes recorren los caminos del exilio
Vatican News
Recordando la huida de la Sagrada Familia a Egipto, la Custodia de Tierra Santa rezó aye, en el santuario de la Gruta de la Leche en Belén, por todos aquellos "que se ven obligados a recorrer los caminos del exilio". Así lo subrayó el Custodio de Tierra Santa, Fr. Francesco Patton, quien presidió una celebración en el lugar donde se dice que María y José se detuvieron cuando iban a Egipto para escapar de la matanza de los inocentes.
En el año dedicado al patrón de la Iglesia universal
El portal de la Custodia franciscana de Tierra Santa informa que la Santa Misa estaba programada entre las liturgias especiales que tendrán lugar a lo largo de 2021 en los lugares santos vinculados a la vida de San José, en el año dedicado al patrón de la Iglesia universal.
Homilía de Fr. Francesco Patton
En su homilía, el Fr. Francesco Patton subrayó tres características fundamentales de la historia de San José que aparecen en el Evangelio de Mateo: su constante capacidad de confianza en Dios, traducida en obediencia a Dios; su cuidado amoroso de Jesús y de María; y el cumplimiento de las Escrituras, gracias a su obediencia que concretó la Salvación de Dios, a través de Jesús.
Huyendo, no por elección sino por necesidad
Además, Fr. Francesco Patton señaló que José estaba en la misma situación que muchos cristianos de Tierra Santa, Gaza, Belén, Siria, El Líbano, Irak y muchos otros países de Asia, África y América Latina: huyendo, no por elección sino por necesidad. Y añadió textualmente:
El santuario de la Gruta de la Leche
El santuario de la Gruta de la Leche, a pocos pasos de la Basílica de la Natividad, es venerado desde hace siglos. Dos leyendas están vinculadas a este lugar: la primera se remonta al siglo VI y afirma que María se escondió allí durante la matanza de los Inocentes; la segunda dice que, en la prisa por salir hacia Egipto, unas gotas de leche de la Virgen, que estaba amamantando a Jesús, cayeron al suelo, cambiando el color de la roca de rosa a blanco. El polvo de la roca de la Gruta de la Leche de Belén se venera al menos desde principios del siglo IX, cuando se dice que Carlomagno lo recibió como regalo. Según la devoción popular, se dice que ayuda a las mujeres que han dado a luz recientemente o a curar problemas de infertilidad. La Gruta es ahora un santuario custodiado por los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, y fue restaurada por última vez en el año 2007.
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